ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA |
Lección para 23 de febrero
Controlad Vuestra Habla
Versículo Clave: “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” Escritura Seleccionada: |
LA LECCIÓN DE HOY proporciona aplicaciones prácticas con respecto a la potencia de las expresiones, especialmente las pronunciadas por aquellos que se reconocen como maestros en la iglesia. Como tales, estos líderes deben llevar una responsabilidad especial de sus palabras y acciones. —Lucas 12:48
Santiago advierte contra un apresurado deseo de convertirse en un maestro de la Palabra de Dios antes de sopesar cuidadosamente la responsabilidad y el privilegio de dicho servicio. Él considera el modo de conversación del creyente, señalando que la lengua es el miembro del cuerpo más difícil de controlar. Sin embargo, y aún más importante, Jesús dijo que la lengua es sólo un instrumento, o índice de la condición del corazón. (Mat. 12:34) Sólo Cristo, que era perfecto, reflejaba la verdad, la justicia y la santidad en todas sus expresiones. No obstante, como Nuevas Criaturas, bajo la influencia del Espíritu Santo, debemos cada vez más ganar ascendencia sobre nuestras tendencias caídas y usar palabras útiles y saludables que serán edificantes y provechosas para los que las oyen. —Santiago 3:1,2
En una ilustración, Santiago compara la responsabilidad de la nueva mente de controlar el poder de la lengua con el dominio de los movimientos de un caballo al tirar las riendas conectadas al bocado del animal. Aunque el bocado es un pedazo muy pequeño de acero, se puede utilizar para controlar todo el comportamiento del caballo. (vs. 3) Sin esta limitación, un caballo indisciplinado podría salir corriendo o lanzar fácilmente a su jinete. De igual manera, sin ejercer vigilancia sobre nuestras palabras, el crecimiento espiritual del creyente puede verse seriamente afectado.
Otro símil de la lengua es un fuego. Cuando las insinuaciones o el habla injuriosa por descuido caigan en las mentes de los demás, el efecto es como dejar caer una cerilla encendida en el material combustible. Puede resultar en una conflagración que deja tras de sí una masa carbonizada de ruinas devastadoras. Santiago dice que muchas bestias, criaturas aladas, reptiles y criaturas marineras pueden ser domesticados o entrenados, dado suficiente tiempo y perseverancia. Sin embargo, el éxito del hombre en dominar a los animales salvajes no se extiende al control de su lengua. Ya que las palabras pueden inyectar toda suerte de males en la vida de los demás, el apóstol describe la lengua como un miembro “lleno de veneno mortal.” —vss. 5-8
Nuestro versículo clave nos recuerda que, además de ofrecer alabanzas a Dios, a veces podemos ser culpables de expresar palabras que hieren a los demás. Para ser más que vencedores, sin embargo, nuestras nuevas mentes deben dominar la lengua, ya que seremos juzgados por el grado en que dominamos este miembro. Sería un acto de hipocresía de ofrecer alabanzas al Padre Celestial en adoración con el pueblo del Señor, mientras que fuera de este marco de circunstancias vilipendiar el carácter de alguien con palabras injuriosas. Las contradicciones a las cuales Santiago hace referencia—una fuente que produce tanto agua dulce como agua salada, o una higuera que produce bayas de oliva o la inversa—simplemente no existen en la naturaleza. —vss. 11, 12
Nuestra actitud constante debe ser tal como se refleja en este texto: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.” —Sal. 19:14