ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 9 de febrero

Tratad a Todos Por Igual

Versículo Clave: “Escuchad, hermanos míos amados, oíd ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?”
—Santiago 2:5

Escritura Seleccionada:
Santiago 2:1-13

UN PRINCIPIO importante que debe ser apreciado por los creyentes en Cristo es que la verdadera fe en el Señor Jesucristo nunca puede estar asociada con la práctica de tratar a los demás con un espíritu de parcialidad. El Padre Celestial no manifiesta esta cualidad y tampoco los que profesan ser hijos de Dios. —Hechos 10:34; Santiago 2:1-3

Nuestro versículo clave sigue enfatizando que el concepto de la unidad en Cristo exige que los creyentes manifiesten una verdadera y sincera aceptación de todos los que se han embarcado en el camino estrecho. El guardar distinciones de clase artificiales viola el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Como regla general, a través de la Edad Evangélica, aquellos que se han sentido atraídos a aceptar la oferta de discipulado en seguir a Cristo han reconocido su condición deshecha y su necesidad de la salvación, mientras que aquellos que se sienten autosuficientes en general han carecido de la humildad necesaria de someterse a la influencia transformadora del Espíritu Santo. —1 Cor. 1:26; Santiago 2:5-9

Santiago aborda el carácter global de la ley divina no sólo con respecto a mostrar favoritismo, sino también señala que debemos seguir los mandamientos de Dios en lo que se refiere a tales cuestiones como la libertad, el juicio y la misericordia. No podemos escoger ciertas partes de los mandamientos de Dios y no hacer caso de otros, porque el incumplimiento de todo lo que Dios exige de nosotros todavía nos dejaría lejos de estar en conformidad con la justicia de Dios. Afortunadamente, nuestro Señor guardó la ley divina perfectamente, y su justicia es imputada a los creyentes consagrados para cubrir nuestras deficiencias. A medida que reconocemos nuestras deficiencias, nos arrepentimos y tratamos de ser más diligentes en nuestro camino como cristianos, seguiremos permaneciendo en Cristo. —vss. 10-13

Algunos aspectos de la lección de hoy encuentran ciertos paralelismos en las enseñanzas de Cristo Jesús durante su ministerio terrenal. La prohibición de ser críticos, que es una forma de parcialidad, es establecida claramente por el Maestro. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os será medido.” —Mat. 7:1, 2

La necesidad de extraer sus propias faltas en la mayor medida de lo posible es un requisito previo para ser utilizado como un instrumento para ayudar a otros con sus propias deficiencias. Para ser justo en relación con el mundo de la humanidad en su conjunto, así como con nuestros hermanos, sin duda alguna, sería un requisito básico para todos los que profesan seguir a Cristo. —vss. 3-5, 12

Una verdadera prueba de discipulado, sin embargo, se personifica en un nuevo mandamiento que Jesús dio a sus seguidores de amarse los unos a los otros, así dando pruebas a él, que hemos asimilado su espíritu. Esta actitud también debe ser evidente a los demás que observan nuestra conducta, a medida que nos relacionamos con las personas con quienes entramos en contacto. (Juan 13:34,35) Que procuremos hacer esta cualidad una verdadera realidad en nuestras vidas.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba