ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA |
Lección para 5 de enero
Honrando el Sábado
Versículo Clave: “Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo[a] hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?” Escritura Seleccionada: |
NUESTRA LECCIÓN tiene lugar durante una época cuando la ley judía todavía estaba en vigor. En esta lección, se nos da la verdadera interpretación del cuarto mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.” (Ex. 20:8) Es esta comprensión, dada por nuestro Señor, que los discípulos de Cristo hoy en día deben seguir, más bien que las interpretaciones extremas y literales que los judíos e incluso algunos maestros cristianos han dado a ello.
Jesús acababa de entrar en la sinagoga, y, mientras enseñaba, vio a un hombre que tenía seca la mano derecha. Entonces, planteó la pregunta de nuestro versículo clave a los que le rodeaban. Lo hizo porque percibió su mal pensamiento, así como su falta de entendimiento. Después de mirar alrededor a los que se habían reunido allí, le dijo al hombre: “Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada.” —Lucas 6:10
Ya que la curación de nuestro Señor se realizó no por la labor manual, sino por la palabra de su boca, el mal motivo de sus adversarios es más evidente. En un versículo anterior leemos, “Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle.” (Lucas 6:7) Deseaban condenarle en algún asunto, y se aprovecharon de la situación para hacer sus acusaciones contra él. Los escribas y los fariseos sólo apreciaban la letra de la ley, en lugar de la importancia espiritual más profunda. Por esta razón, ellos “añadieron” métodos específicos y tradiciones de observancias exteriores de la ley, aunque mayormente pasaban por alto y descuidaban su verdadero sentimiento y espíritu.
Poco antes de este último encuentro con aquellos que se le oponían, “algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?” (Lucas 6:2) Nuestro Señor les respondió con estas palabras: “El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.” (vs. 5) Les mostró, tanto por palabra como por acción, que el hacer la voluntad de Dios nunca está en contra de su objetivo final y que está centrado en tener amor y compasión por los más necesitados. Por lo tanto, al curar al hombre en la sinagoga, les estaba mostrando que estaba cumpliendo con la ley de Dios en el verdadero sentido de la palabra, y no estaba violando la letra ni el espíritu de ella de ninguna manera. —Lucas 6:36; 2 Juan 6
Una poderosa demostración fue dada por nuestro Señor en las palabras de nuestro versículo clave—tanto que sus preguntas no podían ser contestadas o impugnadas por los líderes religiosos judíos. En otra ocasión, se nos dice que incluso algunos de los dirigentes comentaron que “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” (Juan 7:46) Sin duda, era mucho más superior a cualquier otro miembro de la raza caída. (Heb. 7:26) Jesús había dicho a sus discípulos que estaba plenamente consciente de la importancia de la Ley y su observancia correcta. El dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” —Mat. 5:17
Los judíos habían perdido gradualmente de vista la ley perfecta de Dios y habían llenado sus mentes con ciertas tradiciones y observancias que más o menos la contradecían. Por sus palabras y acciones, Jesús estaba asegurándoles, y a nosotros, que su propósito consistía en poner de lado las tradiciones humanas. Además, procuraba “confirmar la ley” y “engrandecerla”, tal como se había previsto originalmente cuando fue dada por Dios a Israel por medio de Moisés. —Is. 42:21; Rom. 3:31; 7:12