ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 22 de septiembre

Un Pacto Eterno

Versículo Clave: “Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.”
—Génesis 9:11

Escritura Seleccionada:
Génesis 9:8-17

EL RELATO DE NOÉ Y el Diluvio es conocido más allá de los que creen en la Biblia. Cuentos indígenas acerca de un diluvio global son documentados como historia o leyenda en casi todas las regiones de la tierra. Sin embargo, para los que consideran el relato bíblico como la Palabra de Dios con respecto a este tema, encontramos importantes ideas relacionadas con el plan de Dios para bendecir a todas las familias de la tierra en su reino venidero.

Encontramos el registro de Noé empezando en el capítulo seis de Génesis. Las Escrituras dicen que durante este tiempo algunos ángeles dejaron su estado celestial para casarse con las hijas de los hombres. El resultado de esta acción no autorizada fue un gran caos y el mal. “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.” –Gén. 6:5-7

Durante este tiempo fue importante que Dios encontrara a un hombre justo con el cual podría realizar su original creación humana. Aquel hombre fue Noé, del cual leemos en Génesis 6:8, 9: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. … Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.” Bajo la guía de Dios, Noé construyó un arca suficientemente grande para llevar a sí mismo y un número suficiente de todas las criaturas animales para sobrevivir el diluvio que se aproximaba. Noé siguió las instrucciones de Dios, que aseguró la continuación de la vida humana y la vida animal sobre la tierra. –Gen. 7:1-3; 8:16-19

Después del diluvio, para demostrar su aprecio por la gracia de Dios a su favor y el de su familia, Noé construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos en acción de gracias. Dios se complació con la ofrenda de Noé, como se registra en Génesis 8:21: “Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.”

La tierra había sido maldecida junto con la raza humana cuando Adán desobedeció a Dios en el Jardín de Edén. (Gén. 3:17) El pacto unilateral hecha por Dios con Noé asegura el regreso del dominio del hombre sobre la tierra como resultado del sacrificio que haría Jesús cuando murió en la cruz para quitar el pecado de Adán y de la raza humana. La existencia eterna de la tierra, así como la eliminación de su maldición, sería un elemento esencial de la creación de la fase terrenal del reino. Esta garantía se dio en las palabras de Dios a Noé.

Lo que Dios “dijo en su corazón”, él habló con palabras a Noé en nuestro versículo clave: “Estableceré mi pacto con vosotros.” Dios le dio una muestra de este pacto hecho con Noé en la forma del primer arco iris en la tierra. (Gén. 9:12-17) Este arco iris era una “muestra” del pacto incondicional por el cual Dios había prometido que jamás volvería a destruir todo en la tierra. Esto concuerda con el testimonio de que “la tierra permanece para siempre” (Eccles. 1:4), y es otra garantía de que la tierra fue creada para ser el hogar eterno de la humanidad.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba