ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 26 de mayo

Esperanza en el Día del Señor

Versículo Clave: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
—2 Pedro 3:9

Escritura Seleccionada:
2 Pedro 3:1-15

EN LA LECCIÓN DE hoy, Pedro se dirige al regreso de Jesucristo, un tema de gran interés para los cristianos a través de toda la Edad Evangélica. Pedro recuerda a sus lectores que la epístola se basa en la autoridad de Dios, que se puso de manifiesto en las palabras de los profetas, y en los preceptos que fueron dados por nuestro Señor Jesucristo. –2 Ped. 3:1

Pedro también da una advertencia contra los falsos maestros que se burlan de la afirmación de que Cristo regrese. Tales individuos darían evidencia de olvidar deliberadamente que el presente orden pecaminoso no continuará para siempre. (vss. 3-7) Jesús ilustra este hecho, haciendo referencia a los días de Noé, enfatizando que, al igual que hubo un desconocimiento generalizado que ocurriría un diluvio para destruir ese mal orden social, de manera similar, en el momento de su Segundo Advenimiento, habría una falta de discernimiento en cuanto a la inminente extirpación de las actuales condiciones injustas. (Mat. 24:37) Hay que señalar, sin embargo, que al igual que este planeta físico no fue destruido por el diluvio al fin de la primera dispensación, del mismo modo, la tierra no será destruida literalmente por fuego en el futuro porque “la tierra permanece para siempre.” –Eccles. 1:4

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” (2 Ped. 3:8) Este pasaje se refiere al Día del Juicio. Opuestamente a la creencia generalizada, no se refiere a un intervalo de veinticuatro horas. Más bien, es un período de duración considerablemente mayor - de mil años - que será necesario en vista de todo el trabajo que se realizará en aquel entonces.

Nuestro versículo clave indica que este “día del Señor” tiene un doble objetivo. En primer lugar, es para otorgar a la iglesia una recompensa celestial. En segundo lugar, es para tratar con el resto de la familia humana, tanto de los vivos como de los muertos, a la intención de que todos puedan recibir los beneficios del sacrificio redentor de Cristo.

Los creyentes consagrados que reconocen las evidencias proféticas acerca de la inminente disolución de la sociedad en la tierra deben ser animados a llevar una vida de mayor devoción y piedad en la obra que Dios les ha dado. La perspectiva de participar en el reinado de un santo gobierno espiritual que guiará un orden social terrenal reorganizado debe hacernos muy diligentes en cumplir nuestros votos de consagración, y en hacer la voluntad de Dios a toda costa. –2 Ped. 3:11, 14; Apoc. 20:6

A pesar de las aparentes dificultades y perplejidades que nos rodean diariamente, que nuestra esperanza en todo lo que Dios ha prometido sea respaldada por la admonición final de Pedro en esta epístola. “Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” –2 Ped. 3:17, 18



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