ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 23 de diciembre

Viva en la Luz

Versículo Clave: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.”
—Ef. 5:1

Escritura Seleccionada:
Ef. 5:1,2,6-14

LA PALABRA “LUZ” aparece cinco veces en la lección para hoy. Este término, como usado en el Nuevo Testamento, significa lo que brilla, ilumina, o se manifiesta. En los versículos de nuestra lección, Pablo usa la palabra “luz” para describir tres rasgos distintos de las vidas de aquellos que procuran seguir los pasos de Jesús: 1) Luz es la iluminación de la Palabra de Dios que ha brillado en las mentes y los corazones del pueblo de Dios; 2) Los seguidores de Dios y su hijo Jesús deben ser luces y brillar ante otros; y 3) Aquellos esforzándose por seguir a Cristo deben andar en la luz que han recibido llevando sus vidas de acuerdo con sus principios.

“Todas las cosas,… son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” (Ef. 5:13,14) Un principio importante dado aquí es el hecho de que la luz hace manifiesta “todas las cosas”, revelándolas a aquellos cuyos ojos están abiertos para ver. En el caso de Dios, él ha hecho manifiesta su verdad—sus planes y propósitos—a aquellos que están procurando conocerlos sinceramente. Lo ha hecho por medio de su hijo, Jesucristo. Fue Jesús, el representante de Dios, que vino a la tierra para “dar testimonio a la verdad,” (Juan 18:37) derramando la luz del mensaje del evangelio a sus discípulos. Es este mensaje de la verdad, compuesto por Dios sí mismo, y manifestado por su hijo, que ha seguido brillando en los corazones de los seguidores asidos de Jesús a través de la Edad Evangélica actual.

En otro versículo de nuestra lección, Pablo usa el término “luz” para describir a los seguidores de Jesús sí mismos. “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor.” (Ef. 5:8) Antes que los seguidores del Señor recibieran la luz, la iluminación de la verdad mencionada anteriormente, ellos estaban en la oscuridad. Esta oscuridad no sólo estaba en su corazón y mente, sino también era “reflejada” en su manera de vivir como desplegada a otros. Sin embargo, una vez que la luz de verdad los iluminó, ellos llegaron a ser una reflexión de la luz, más bien que la oscuridad. Jesús, en su sermón del monte, reprendió a sus discípulos de esta manera: “Vosotros sois la luz del mundo… Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras.” —Mat. 5:14,16

El tercer aspecto de la luz de la cual Pabla habla en nuestra lección se encuentra en estas palabras: “Andad como hijos de luz.” (Ef. 5:8) Esto describe la responsabilidad de todo el pueblo consagrado del Señor de llevar diariamente su vida—“andar”—de una manera que conviene a la fuente de luz que han recibido. Como ya hemos considerado, aquella fuente es Dios, y su hijo Jesús. En el versículo 11 leemos: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas.” Esto nos proporciona una pista en cuanto a cómo debemos “andar en la luz.” Si, como dice Pablo, las obras de las tinieblas son “infructuosas,” esto debe significar que las obras de la luz, o andando en la luz, deben ser aquellas que son “fructuosas.” Los frutos que dan evidencia de andar en la luz son los “frutos del espíritu,” que Pablo enumera en otra parte en sus escritos: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.” (Gál. 5:22,23) Así, al recibir la luz, siendo una luz, y andando en la luz, los hijos de Dios pueden cumplir con las palabras de nuestro Versículo Clave, y ser “imitadores de Dios, como hijos amados.”



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba