ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 18 de noviembre

Pablo Ministra en Malta

Versículo Clave: “Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.”
—Hechos 28:8

Escritura Seleccionada:
Hechos 28:1-10

DESPUÉS DE SU naufragio (véase la lección para el 11 de noviembre), toda la tripulación y los pasajeros, incluso Pablo, llegaron a tierra en la isla de Malta. “Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío.” —Hechos 28:1,2

Llamaban a los habitantes de la tierra bárbaros porque no hablaban griego, sino más bien fenicio. Pase lo que pase, eran muy hospitalarios a sus visitantes empapados del mar en vez de salir a atacarlos y matarlos como invasores inoportunos. Pablo era completamente activo en ayudar a atender a las necesidades de todos. Él recogió palos para un fuego de modo que toda la compañía pudiera calentarse y secarse después de sus terribles experiencias. Debe haber sido muy alarmante para los isleños en observar que una víbora huyendo del calor de repente se le prendió en la mano de Pablo. Al principio ellos razonaron que Pablo debe haber sido un criminal, posiblemente un homicida, quien, habiendo escapado de los peligros del mar, recibiría ahora la justicia divina y moriría de la mordedura venenosa de la víbora. Cuando él sacudió la serpiente y no sufrió ningún daño, el razonamiento de ellos cambió repentinamente, y concluyeron que Pablo debe ser un dios. —vss. 3-6

Había un hombre llamado Publio que era el gobernante principal en la isla de Malta. Él poseía mucha propiedad en la zona y proporcionó alojamientos cómodos por tres días a estos huéspedes varados. (vs. 7) Nuestro Versículo Clave revela que la bondad de Publio recibió recompensa. Pablo descubrió que su padre estaba enfermo y fue a verle, oró por él y le sanó.

Cuando se difundieron las noticias de este milagro en todas partes de la isla, durante los tres meses que Pablo y los demás permanecieron allí, le trajeron muchos habitantes enfermos y todos ellos fueron sanados. El pueblo de Malta demostró su aprecio a Pablo, y también a Lucas que le acompañó, colmándolos de regalos que les serían útiles cuando reanudaron su viaje a Roma. —vss. 9,10

Es interesante notar que no hay ningún registro de Pablo predicando el mensaje del Evangelio acerca del Reino Celestial a sus compañeros que habían viajado con él a bordo de la nave o a los habitantes de Malta. Esto nos recuerda que durante su ministerio terrenal, nuestro Señor indicó que no todos los que recibieran finalmente la salvación formarían parte del redil actual o de la clase celestial. (Juan 10:16) Habría otras ovejas que tendrían la oportunidad de recibir bendiciones aquí en la tierra durante los “tiempos de la restauración.” —Hechos 3:21-23

Como creyentes y seguidores del Señor, no es nuestro privilegio en este tiempo de sanar realmente a los enfermos como lo hacían nuestro Maestro y Pablo al comienzo de la Edad Evangélica. Sino, más bien, que procuremos bendecir a todos aquellos con quienes entremos en contacto relatándoles el maravilloso Reino de Dios que pondrá fin a esta noche agotadora de dolores, enfermedades, pecado y muerte que aflige a la humanidad. —Gál. 6:10; Sal. 30:5



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