ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 7 de octubre

El Arresto de Esteban y su Discurso

Versículo Clave: “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.”
—Hechos 6:8

Escritura Seleccionada:
Hechos 6:8 – 7:50

A MEDIDA QUE CRECÍA la iglesia cristiana primitiva, los apóstoles lo encontraban necesario seleccionar a ciertos varones para servir como diáconos. Se les dio la responsabilidad de supervisar la parte pastoral de la obra. Siete varones fueron elegidos como diáconos, inclusive a Esteban. (Hechos 6:5) Aunque el papel principal de los diáconos fuera el trabajo pastoral, ellos también se aprovecharon de las oportunidades que se les presentaron para esparcir el mensaje de verdad. De hecho, los apóstoles habían impuesto sus manos sobre ellos (vs. 6), otorgándoles los dones del Espíritu Santo.

En nuestro Versículo Clave, se nos dice que Esteban tenía mucha fe, y usaba el poder del Espíritu Santo para hacer “grandes prodigios y señales entre el pueblo.” Una de las habilidades especiales que tenía Esteban sin duda, por medio del Espíritu Santo, era la de hablar al pueblo de una manera muy convincente. Algunos en la sinagoga, que comenzaron a disputar su mensaje, encontraron que eran incapaces de “resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.” (vs. 10) Encontraron a hombres que consintieron en agitar deliberadamente a la gente, y también actuar como testigos falsos contra Esteban, acusándole de blasfemia. Le detuvieron y le trajeron al concilio. —vss. 11-14

El sumo sacerdote exigió que Esteban defienda lo que había estado predicando. Hechos 7:2-50 nos da el relato de su defensa al concilio, y ¡qué defensa era! Esteban, comenzando con Abrahán, habló del trato de Dios con sus antepasados. Él habló de Isaac, Jacob, José, y cómo Dios les dio la promesa de una herencia por medio de una futura simiente. Él habló de cómo los hermanos de José lo vendieron como esclavo egipcio, pero que toda esta experiencia fue anulada por Dios para la ventaja de Israel. Esteban siguió mencionando cómo, mientras estuvieron en Egipto, los israelitas se multiplicaron, y cuando llegó el tiempo apropiado, él levantó a Moisés como su libertador de la esclavitud y del Faraón “que no conocía a José.”

Una de las lecciones importantes que Esteban mencionó fue cómo los israelitas en muchas ocasiones rehusaban seguir las instrucciones que Dios les había dado mediante su líder Moisés. Él les recordó que Moisés habló de otro profeta que Dios “os levantará de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.” (vs. 37) Esta declaración preocupaba en particular al concilio, porque conocían a Esteban y otros habían estado predicando que Jesús era aquel “profeta… como a mí” predicho por Moisés. Esteban siguió hablando, sin embargo, relatando los varios modos en los cuales los israelitas habían sido desobedientes a Dios, aunque los había proporcionado un tabernáculo, y más tarde un templo, en el cual podían adorar y ofrecer sacrificios.

A medida que Esteban concluía su discurso, él recordó al concilio de que, en realidad, Dios no se encuentra en templos o edificios literales. Citando el profeta Isaías, Esteban dijo: “El Altísimo no habita en templos hechos de mano,… El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo?” —vss. 48,49



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