ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 12 de agosto

Dios Prometió a un Señor Justo

Versículo Clave: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
—Isaías 9:6

Escritura Seleccionada:
Isaías 9:2-7

EL MAYOR DON DE DIOS a la raza moribunda de la humanidad fue prometido durante los tiempos del Antiguo Testamento—la llegada de su hijo unigénito, el Mesías, Jesucristo, que se presentó a sí mismo a la nación de Israel como rey durante su primer advenimiento.

“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.” (Isa. 9:2,3) Nuestro Señor era la luz del mundo durante su ministerio personal en Galilea. A través de la Edad Evangélica, sus seguidores consagrados han sido representantes de aquella misma luz al señalar la promesa del reino de justicia en el cual se erradicarán las condiciones presentes de pecado, enfermedad, sufrimiento y muerte. Sin embargo, con la excepción de los miembros de la iglesia de Cristo, la nación de Israel y prácticamente todo el mundo, bajo la influencia de Satanás, han sido cegados a la perspectiva gloriosa de salvación que resulta de la fidelidad de nuestro Salvador en sacrificar su vida humana en el Calvario. —2 Cor. 4:4; Heb. 2:9

A través de la historia, la humanidad ha sido oprimida por el peso del pecado y de la injusticia en la sociedad. Sin embargo, el alivio de esta carga debe esperar hasta la finalización de la novia de Cristo, que será exaltada para reinar con el Señor cuando comience el reino de justicia.

“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” (Rom. 8:22,23) Usando lenguaje simbólico, la Biblia indica que todas las malas instituciones serán destruidas y la humanidad será purgada de los vestigios de error mediante la gobernación justa de Cristo que estará en vigor durante el reino de Dios. —Isa. 9:5

Nuestro Versículo Clave describe muchos títulos asociados con Cristo y su cuerpo que estará asociado con él en el establecimiento de las leyes y de las regulaciones que estarán en vigor durante aquel reinado de justicia. Seguramente, tales títulos como “Maravilloso”, “Consejero”, “Dios Fuerte,” “Padre Eterno,” y “Príncipe de Paz,” deberían invocar entusiasmo en nosotros a medida que anticipemos el pronto establecimiento de este reino.

“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” (vs. 7) Dios ha sido el arquitecto de este maravilloso plan de salvación, aunque Cristo Jesús haya sido el agente justo para realizar el propósito eterno del Padre. Cuando se haya completado este arreglo glorioso, toda la honra y la alabanza residirán con el Creador eterno. (1 Cor. 15:24-28) ¡Cuán magníficamente incomparable es nuestro Dios!



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba