ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 29 de julio

Josafat Hace Reformas Judiciales

Versículo Clave: “Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis.”
—2 Crónicas 19:6

Escritura Seleccionada:
2 Crónicas 19:4-11

JOSAFAT ERA UNO DE LOS pocos gobernantes justos sobre el reino de dos tribus de Israel y de Judá. En particular, él instituyó varias reformas tocantes a la justicia y al juicio durante su reinado. Estos asuntos importantes habían caído en desorganización y corrupción bajo los malos reinados de los reyes anteriores. Él sabía que la restauración de éstos era crítico a su objetivo final de conducir al pueblo “a Jehová el Dios de sus padres.” —2 Cron. 19:4

La primera cosa que Josafat hizo fue poner “jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares.” (vs. 5) De igual importancia, como declarado en el Versículo Clave, él los mandó a tener gran cuidado en no juzgar en lugar de hombre, sino hacerlo “en lugar de Jehová,” que los guiaría en juicio. Él siguió su enseñanza recordándoles que no debería haber ninguna “acepción de personas” “ni admisión de cohecho”—es decir, sobornos—cuando dictaron sentencias. Esto se consideraría como “injusticia a los ojos de Jehová nuestro Dios.” —vs. 7

Hay lecciones aquí para el pueblo de Jehová hoy en día. Aunque no sea el tiempo todavía para el juicio general de los corazones de los hombres delante de Jehová, sí es el tiempo en el cual los consagrados deben juzgar su propia posición delante de él. El Apóstol Pablo nos aconseja que “nos juzguemos,” haciendo correcciones en nuestra vida cuando lo hacemos, a fin de que “no seamos juzgados” con severidad por nuestro Padre Celestial. (1 Cor. 11:31) Este “juicio” de nosotros mismos implica muchas cosas—nuestras decisiones a lo largo del camino estrecho, la manera en la cual pasamos nuestro tiempo, cómo usamos nuestros recursos, el tipo de carácter que desarrollamos, el modo en el cual servimos a Jehová, nuestras actitudes y acciones hacia nuestros hermanos y prójimos en general—y todos los otros aspectos de nuestra vida. Justo como el rey mandó a los jueces de su día, nosotros, en nuestro juicio de las cosas mencionadas anteriormente, debemos procurar hacerlo según la voluntad y la manera de Dios, y no según las del hombre. También debemos juzgar los asuntos no buscando “la acepción de personas,” o los “dones” de una clase mundana o carnal que podrían hacer que nuestro juicio se extraviara del estándar de justicia de Dios.

Josafat nombró a los levitas y a los sacerdotes a una faena de juicio especial, aquella de hacer justicia con respecto a las controversias y los conflictos entre los hombres, así como violaciones específicas de la Ley. Esta era una tarea particularmente aleccionadora, ya que implicaría la administración de castigo. Incluso los asuntos de vida y muerte tendrían que decidirse de vez en cuando. En tales circunstancias, sería sumamente importante ejecutar juicio honrado y justo. El rey aconsejó especialmente a estos jueces de proceder “con temor de Jehová, con verdad, y con corazón íntegro.” (2 Cron. 19:9) Él también los animó, diciendo, “Esforzaos, pues, para hacerlo, y Jehová estará con el bueno.” —vs. 11

Así como estos jueces especiales, a los del pueblo de Jehová que ahora son fieles en el juicio actual de los asuntos de su propia vida, se les darán un privilegio especial y gran responsabilidad en la próxima edad. Juntos con su cabeza, Cristo, ellos “juzgarán el mundo con justicia” durante el día de Juicio de mil años del reino de Cristo. —Hechos 17:31



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