ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 1 de julio

Samuel Administra la Justicia

Versículo Clave: “Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.”
—1 Samuel 7:3

Escritura Seleccionada:
1 Samuel 7:3-11,15-17

DURANTE ESTE PERÍODO en la historia de Israel, Samuel era su Juez, escogido por el Padre Celestial. En este puesto, fue utilizado para administrar la justicia entre el pueblo, y animarlos también a servir a Dios de todo corazón. Esta no era una tarea fácil para Samuel, debido a la tendencia del pueblo de caerse en los pecados y las prácticas impías de sus vecinos paganos. En este tiempo, en particular, Israel era culpable de adorar a los dioses de los filisteos. A causa de esto, Dios permitió que estuvieran serviles a aquella nación.

Con el tiempo, Israel comenzó a darse cuenta de que no recibían las bendiciones y la protección de Dios debido a su falta de fidelidad, y “lamentaba en pos de Jehová.” (1 Sam. 7:2) Samuel, viendo esto, pronunció las palabras contenidas en nuestro Versículo Clave. En sus palabras notamos que se destacan tres requisitos específicos para que Israel se liberara de las manos de los filisteos y se volviera al pleno favor de Dios. Los principios contenidos en estas palabras también son totalmente aplicables a los cristianos hoy en día que pueden encontrarse temporalmente apartados de su pacto con Dios.

Samuel declaró que para que Israel tuviera cualquier posibilidad de restauración al favor de Dios, en primer lugar deben abandonar a los dioses que adoraban. El primer y más básico mandamiento dado originalmente a Israel era: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Ex. 20:3) No podía esperarse que Dios los bendijera si no le adoraran y buscaran a lo contrario a los dioses falsos impotentes, más bien que al Dios verdadero y vivo. Para el cristiano, no pensaríamos literalmente en adorar a un dios falso. Sin embargo, hay muchas cosas en el mundo que, debido a las tendencias de nuestra carne caída, podría hacerse “dioses” para nosotros—cosas que idolatramos y adoramos a un mayor o menor grado. Podrían incluir tales cosas como la riqueza terrenal, la posición mundana, la influencia, las habilidades, y otros tales “dioses” de este presente mundo malo. Debemos abandonar tales cosas si deseáramos estar en el favor de Dios.

El segundo requisito señalado por Samuel era que los israelitas deben preparar sus corazones para servir a Jehová. El significado de la palabra “preparar” es “establecer” o “fijar”. En esto es el pensamiento que a medida que abandonemos los “dioses” falsos de nuestra vida, el enfoque de nuestro corazón debería establecerse—fijarse—sólo en nuestro Padre Celestial y su voluntad para con nosotros. Esta es la esencia de la consagración del cristiano haciendo la voluntad de Dios en cada experiencia de la vida a lo mejor de nuestra capacidad. Para hacer esto se requiere que nuestro corazón se fije continuamente en él y en sus designios benévolos para nuestra bendición final.

El paso final que Samuel dio en sus instrucciones a los israelitas era que deben servir a Dios, y sólo a él. Esto implicó obras de su parte—guardando varios rasgos del arreglo de la Ley, y sirviendo a Dios activamente. Para el cristiano, es igualmente verdadero que el servicio a Dios y a su causa es un requisito para recibir su bendición completa. El Apóstol Santiago dice: “la fe sin obras es muerta.” —Santiago 2:20



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