ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA |
Lección para 10 de junio
Viviendo como el Pueblo Recto de Dios
Versículo Clave: “Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.” Escritura Seleccionada: |
SIGUIENDO NUESTRO ESTUDIO acerca del tiempo en el cual la Ley de Dios fue dada a su pueblo, la lección de hoy considera sus provisiones para tratar con aquellos que no formaban parte de los hijos de Israel. También es importante notar que estas partes de la Ley tenían en cuenta provisiones para tratar con los necesitados, los enemigos, los extranjeros, los animales, los ancianos, los siervos, y, en particular, los forasteros. Ellos eran los recipientes de una legislación especial, como vemos de los siguientes versículos. “No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades.” (Deut. 24:14) “Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.” (Ex. 23:9,12) Otras leyes importantes en estos relatos trataban con los prójimos de una persona. “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás… sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová.” (Lev. 19:13,14) Todas estas leyes, establecidas bajo la dirección del Padre Celestial a Moisés, fueron diseñadas para observarse e imponerse estrictamente al pie de la letra.
Estos mandamientos muy específicos no fueron dados al Israel espiritual, sino sólo al Israel natural. Sin embargo, sería imposible imaginar a Dios como no dando a sus hijos engendrados del espíritu instrucciones similares de cómo llevar una vida que le complace. Si hemos sido engendrados del Espíritu Santo de Dios, y estamos siendo considerados por nuestro Padre Celestial como sus hijos, se requiere que sigamos las enseñanzas de su Palabra. Cada uno de nosotros, por medio de estos mandamientos dados a Israel natural, puede conseguir un entendimiento más claro de los conceptos de lo correcto y de lo incorrecto sobre cualquier tema con respecto a nuestro prójimo. En efecto, esto se nos demuestra en el mandamiento que es la totalidad de tantos otros: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Lev. 19:18) Siendo engendrados del Espíritu Santo de Dios, el espíritu de amor hacia todos, podemos aprender a ejercer Su disposición amorosa para con otros cada vez más eficazmente y fielmente mediante un estudio de estos mandamientos.
Por la gracia del Señor deberíamos procurar aplicar estas instrucciones beneficiosas del Padre, para que podamos ser conformados más completamente a su estándar perfecto en nuestros corazones. Además, debemos hacer todo esfuerzo por aplicar estas cosas, en lo posible, en nuestra conducta externa hacia todos con quienes entramos en contacto. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22) Hemos sido llamados para dar muchos frutos, para andar en el camino estrecho de abnegación, sacrificio, y desarrollo de carácter. Deberíamos buscar las doctrinas y los principios de la Palabra Divina, y construir nuestra estructura de fe sobre aquella fundación verdadera y firme. “Aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera.” (Jer. 23:28) Esta escritura muestra la importancia de obedecer las buenas nuevas de la Palabra de Dios y luego fielmente hacer lucir, por medio de nuestras palabras y acciones, sus buenos resultados a otros. El resultado de esta clase de obediencia se nos muestra en las palabras: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” —Gál. 6:10
El desarrollo de una semejanza del carácter de nuestro Señor Jesús es el método por el cual podemos alcanzar el estándar de obediencia a la ley de Dios que él requiere. Entonces déjenos permitir que se desarrolle en nosotros, al mayor grado posible, el espíritu del Maestro, a medida que deseamos obedecer la ley de Dios mostrando el amor para con todos. —Mat. 5:44,45