ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 20 de mayo

La Resurrección y la Vida

Versículo Clave: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”
—Juan 11:25

Escritura Seleccionada:
Juan 11:1-27

CERCA DEL FIN DE SU ministerio terrenal, Jesús recibió un mensaje de parte de María y Marta de Betania que su hermano Lázaro, un querido amigo del Maestro, estaba enfermo. Después de esperar dos días, hasta que Lázaro hubiera muerto, Jesús propuso volver a Betania en Judea. Sin embargo, sus discípulos estaban preocupados por su seguridad, porque sus enemigos habían procurado apedrearle. —Juan 11:1-8

Nuestro Señor previó todas las circunstancias en cuanto a su visita a Betania. Él indicó que seguiría con sus planes. En actuar así, Jesús entendió totalmente que el milagro que pensaba realizar desconcertaría aun más a sus enemigos.

Cuando Jesús finalmente llegó a Betania, Marta salió a saludarle en medio de su pesar y probable desilusión porque no había llegado antes. “Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.” —vss. 21,22

En respuesta, Jesús afirmó que su hermano Lázaro resucitaría otra vez. (vs. 23) En recordarle a Marta de la resurrección, es importante notar que el Señor no dijo que Lázaro no estaba muerto realmente. El entendimiento general entre todos los judíos creyentes en aquel entonces era la esperanza de una resurrección en algún futuro día que sería llevado a cabo por el poder divino. (vss. 23,24) Este es un mensaje importante que los creyentes deberían proclamar en este tiempo también, especialmente en vista de la teoría humana prevaleciente de que los muertos están más vivos que nunca.

El punto de vista bíblico en cuanto a la muerte consiste simplemente en que es la cesación de la vida. La Biblia explícitamente declara que los muertos no saben nada. (Eccl. 9:11) Si no fuera parte del plan divino que Jesús proporcionara el precio de rescate para Adán y, finalmente, para toda la raza humana, la muerte sería una condición eterna de la cual no habría ninguna esperanza de liberación.

El Versículo Clave explica que nuestra esperanza para la vida está fijada en Cristo. El único medio por el cual todos los muertos serán despertados y alcanzarán la vida es el poder redentor de su sacrificio expiatorio. Esto es cierto ya sea para la iglesia durante esta Edad Evangélica, o para la familia humana en su conjunto durante el Reino de Dios.

El punto culminante de esta lección fue alcanzado cuando Jesús demostró por qué no había viajado a Betania antes de la muerte de Lázaro. “Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.” —Juan 11:43-45

Si la resurrección de Lázaro convenció a muchos de los judíos en cuanto a lo que el poder divino podría lograr en aquella ocasión, piensa en todo el regocijo que ocurrirá cuando el Reino de Dios se establezca y semejantes milagros acontezcan por todo el mundo. —Isa. 35:10



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba