EVENTOS SOBRESALIENTES DEL ALBA

El Año Electoral—2012

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” —2 Pedro 3:13

Probablemente, la noticia más difundida durante los próximos seis meses será la elección presidencial estadounidense. De hecho, no parece que el polvo se asentó de la elección de 2008 cuando varios individuos comenzaron a hacer campaña por la próxima en cuatro años. El Partido Republicano, actualmente fuera de poder en la Casa Blanca, ha ofrecido a muchos candidatos durante el período intermedio. Muchos de ellos han estado en la contienda por un periodo de tiempo, sólo quedarse por el camino. En el momento de escribir estas líneas, parece que el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney será el candidato Republicano más probable, teniendo una ventaja considerable sobre sus dos rivales más cercanos, el ex senador de Pensilvania Rick Santorum y el ex congresista de Georgia Newt Gingrich.

Si Mitt Romney logre conseguir el nombramiento Republicano en la Convención Nacional Republicana de agosto en Tampa, Florida, él afrontará al candidato del Partido Demócrata, seguro de ser el presidente actual Barack Obama. La tarea de derrotar a un presidente actual es algo de enormes proporciones, pero podemos estar seguros de que Sr. Romney usará cada medio a su disposición para llevar esto a cabo y restaurar el Partido Republicano a la Casa Blanca. Para los Republicanos, ganando la presidencia, junto con la mayoría considerable que ya tienen en la Cámara de Representantes estadounidense, les dará una ventaja distinta sobre los Demócratas cuando llegue el tiempo de aprobar su agenda legislativa.

En los próximos meses sin duda veremos la intensificación de la retórica de campaña de ambos partidos políticos así como de los candidatos sí mismos. Cada uno gastará cientos de millones de dólares en la publicidad por medio de esfuerzos organizados para recaudar fondos y con sus propios recursos personales. Ambos candidatos afirmarán que la experiencia pasada y otras calificaciones les señalan como la mejor opción en la cabina electoral. Se harán aseveraciones de experiencia corporativa, perspicacia en la política exterior, conocimiento de asuntos interiores, y la capacidad de gobernar en períodos de crisis. Naturalmente, cada candidato que hace estas pretensiones será necesariamente crítico de la falta de estas calificaciones en su oponente y de su desempeño anterior. Como hemos visto con demasiada frecuencia, los anuncios de campaña parecen hacerse despiadadamente negativos a medida que se acerca la elección, no reconociendo ningún límite en la crítica. Los candidatos también harán muchas promesas de campaña a la gente, diciéndole principalmente las cosas que quiere oír. Una vez más, vemos de las elecciones anteriores que la gran mayoría de estas promesas nunca se cumple. De hecho, en muchos casos aun no fue posible guardarlas, no obstante se hicieron para influir en los votantes.

A pesar de toda la retórica de campaña, aseveraciones cuestionables, y promesas huecas, una cosa es cierta. Muchos acontecimientos en el mundo durante los próximos cuatro años y medio probablemente serán afectados y formados por la determinación del ganador en la elección presidencial de este año. Con esto en mente, es importante que sigamos la instrucción bíblica para “velar y ser sobrio,” y examinar los acontecimientos mundiales con el prisma del plan de Dios como encontrado en la Biblia.

Los Gobiernos Actuales Serán Reemplazados

A pesar de los muchos fracasos y defectos del gobierno de este país, la mayor parte de los americanos probablemente concordaría en que nuestro sistema de gobierno es mejor que aquel de la mayoría de cualquier otro país del mundo. En muchas partes del mundo, los países son dirigidos por el brazo más fuerte, o por aquellos que tienen el apoyo de los militares. Algunos países son gobernados por personas con creencias religiosas radicales, y otros sólo han conseguido una apariencia de orden por el derramamiento de mucha sangre. El reinar por ley falta mucho en varias partes del mundo. En algunos casos, condiciones de media anarquía existen por todos lados en muchos países. Asumiendo una vista mundial del asunto seguramente debería hacernos agradecidos de vivir en un ambiente donde la vida puede continuar en paz y seguridad relativas.

Las escrituras nos revelan que el plan de Dios consiste en restaurar al hombre a la justicia aquí sobre la tierra en su reino venidero. Para llevar esto a cabo, un gobierno justo debe ser establecido a fin de instruir al hombre y hacer cumplir las leyes de Dios para su ventaja. Ninguno de los gobiernos presentes de la tierra o sus líderes son los que las escrituras dicen serán los gobernantes de aquel reino. Al contrario, es Cristo y sus socios fieles, la Iglesia, “elegida” o seleccionada por Dios mismo, que serán la autoridad gobernante en aquel tiempo.

Un Futuro Gobierno Será Organizado

El profeta Miqueas nos proporciona perspicacia en cuanto a cómo se organizará aquel futuro gobierno. Él dice: “De Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” (Mic. 4:2) Notamos en estas palabras que dos ramas de este futuro gobierno serán vigentes. En “Sión” se encontrará la rama divina del gobierno, y en “Jerusalén” la rama terrenal. Sión es una referencia simbólica a Cristo y su iglesia, que dirigirán todos los asuntos de la tierra como “reyes y sacerdotes” durante los mil años del reinado de Cristo. (Apoc. 5:10; 20:6) Jerusalén simbólicamente representa la autoridad gubernamental terrenal. Esta autoridad, indican las escrituras, se centralizará en los beneméritos de la antigüedad—Abrahán, Isaac, Jacob, y muchos otros—los héroes de fe como descritos por el Apóstol Pablo en Hebreos 11. El Salmista proféticamente describe éstos como “príncipes en toda la tierra.” —Sal. 45:16

Refiriéndose otra vez a la susodicha escritura de Miqueas, el profeta declara el papel principal de las dos ramas del nuevo gobierno venidero de la tierra. La “Ley” saldrá de Sión, la rama celestial que consiste de Cristo y su iglesia. Esta Ley será el estándar de la justicia de Dios, y sólo por obedecerla el hombre ganará la vida eterna conforme a este arreglo del reino. Las escrituras se refieren a la ley del reino como un “Nuevo Pacto.” (Jer. 31:31) Será superior de todos modos a los arreglos “antiguos” por los cuales Dios trató con el hombre en años pasados. Habiendo ofrecido “mejores sacrificios,” (Heb. 9:23) Cristo, junto con su iglesia, será el mediador del Nuevo Pacto durante el tiempo de educación y aprendizaje del hombre. El Apóstol Pablo explica el asunto con estas palabras: “Jesús el mediador del nuevo pacto.” —Heb. 12:24

Miqueas dice también que la rama terrenal de la gobernación del reino será para la diseminación de “la palabra de Jehová.” En otras palabras, aunque la fuente de las leyes de la tierra en el reino y el estándar de justicia sean del cielo, Dios usará a sus representantes terrenales para enseñar aquella ley al hombre. Creemos que las escrituras indican el uso por Dios de los beneméritos de la antigüedad mencionados arriba como los instrumentos que serán usados para llevar a cabo este proceso de educación mundial. En efecto, toda la humanidad ayudará a asistir el uno al otro en el proceso de aprendizaje del reino, cuando cada uno esté familiarizado con y aplique las leyes a sus propios corazones y caracteres.

Nuevo Gobierno Esperando Finalización

Para que la nueva gobernación del reino entre en vigor, las dos ramas, divinas y terrenales, deben estar completas y en su lugar, listas para gobernar. El cumplimiento de profecía nos indica que la fase divina de la gobernación del reino está a punto de finalizarse. El primer paso en completar esta rama del gobierno es la segunda venida o advenimiento de Cristo. El pensamiento bíblico correcto no es el de una venida visible a la tierra, sino la “presencia” invisible (griego: Parousia) e influencia de Cristo sobre los asuntos de la tierra. El cumplimiento de muchas señales relatadas en las palabras de los profetas, los apóstoles, y Jesús mismo provee muchas pruebas de que Cristo ya ha regresado invisiblemente y actúa de varias maneras para llevar a cabo los propósitos de Dios en la tierra durante el período de la Cosecha de esta Edad Evangélica. El espacio aquí no permite una consideración detallada de estas señales. Simplemente referimos al lector a las siguientes escrituras como una muestra de las pruebas para la presencia invisible de Cristo: Mat. 24:27-51; Lucas 12:37-46; 21:24-32; Dan. 12:1-4; 2 Ped. 3:3-4.

La resurrección de la iglesia, el “cuerpo de Cristo,” también debe ocurrir antes de que se complete la rama divina de la gobernación del reino. La Biblia habla de esto como la “primera resurrección,” (Apoc. 20:5-6) claramente implicando con estas palabras que habrá una resurrección “segunda” o adicional que seguirá más tarde. El Apóstol Pablo dice respecto a aquellos de su día que habían sido fieles hasta la muerte y esperaban la primera resurrección: “Así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él,” y que esto ocurriría en “la venida [presencia] del Señor.” (1 Tes. 4:14-15) Estos versículos indican que la primera resurrección comienza en el momento de la segunda presencia de Cristo, y es experimentada por los santos fieles que han “dormido” en la muerte durante esta Edad Evangélica antes de aquel tiempo. En otro lugar, Pablo añade: “No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.” (1 Cor. 15:51) Reuniendo estos dos juegos de escrituras explica que los miembros fieles de la iglesia que mueren subsecuentes a la vuelta de nuestro Señor también experimentan la primera resurrección. Sin embargo, ellos no tienen que dormir, sino que uno tras otro son levantados hasta que el último miembro de la iglesia haya ido “más allá del velo.” En la parábola del trigo y las cizañas de nuestro Señor él dice acerca del trigo, representando a la iglesia, que los recogerá “en mi granero” en “el tiempo de la cosecha.” (Mat. 13:30) Ya que hay pruebas de que muchos todavía prosiguen por “el premio del supremo llamamiento,” (Fil. 3:14) debemos concluir que esta recolección de la iglesia en la primera resurrección, aunque esté en vías de cumplirse, no está completa aún. Como resultado, la rama divina de la gobernación del reino todavía no gobierna sobre la humanidad.

La rama terrenal de la nueva gobernación del reino espera la resurrección de sus maestros y líderes, los beneméritos de la antigüedad. Las escrituras indican que su resurrección ocurrirá muy poco después de, pero no antes de la finalización de la primera resurrección. “Y todos éstos [los beneméritos de la antigüedad], aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” —Heb. 11:39-40

Sólo cuando las ramas divinas y terrenales de la nueva gobernación del reino sean completas y en su lugar es que la gobernación justa de Cristo (y de ahí la de Dios) entrará en vigor en la tierra. Ninguno de los gobiernos actuales de la tierra será parte de esta nueva administración. A un grado mayor o menor todos ellos son caídos, pecadores, corruptos, y enormemente faltando de la justicia. Todos han sido “pesados… en balanza, y… hallados faltos.” —Dan. 5:27

El Papel De Israel

Podríamos preguntar por qué el profeta Miqueas dijo que la “palabra de Jehová” saldrá de Jerusalén durante el futuro arreglo del reino. Recordamos que por muchos siglos la nación de Israel era el pueblo especialmente escogido y favorecido de Dios, y Jerusalén era el centro de aquel reino típico. “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra.” (Amos 3:2) Como la humanidad en general, ellos transgredieron la ley de Dios y hasta negaron a aquel que era su Mesías, Jesucristo. Por causa de estas cosas ellos fueron castigados con severidad, su reino les fue quitado, y fueron dispersados en todas partes de los cuatro ángulos de la tierra. Sin embargo, Dios planea restaurarlos, utilizándolos como un ejemplo de su amor, longanimidad, y fidelidad a toda la humanidad.

Durante la cosecha de esta edad evangélica hemos atestiguado con nuestros propios ojos la nueva recolección, en cierta medida, de Israel a su tierra. Ellos fueron restablecidos como una nación en 1948, y se considera hoy como una de las naciones más poderosas de la tierra. Sin embargo, todavía deben pasar por un período severo de angustia cerca del fin de la cosecha, a fin de traerles finalmente a reconocer a aquel que crucificaron. Entonces dirán finalmente, como profetizó Jesús, “Bendito el [Jesús su Mesías] que viene en el nombre del Señor.” —Mat. 23:39

La generación de los israelitas restaurados a su tierra prometida que estén vivos cuando ocurra el gran milagro de la intervención divina para su protección, será la primera para recibir la oportunidad de bendición bajo la gobernación benéfica de los arreglos del reino mesiánico. Aquellos que muestran su lealtad al nuevo régimen, bajo el mando de su Mesías y los beneméritos de la antigüedad, participarán en la extensión de sus bendiciones. Entonces, cuán apropiado es que Miqueas hablaba de Jerusalén como la fuente de la palabra de Jehová en la gobernación del reino.

Una profecía relativa a esto dice: “Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí, así al contrario he pensado hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días [del reino mesiánico]; no temáis. Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.” —Zac. 8:13-17

Los principios divinos de la justicia aquí presentados que los israelitas tendrán que observar y obedecer a fin de recibir las bendiciones del Mesías, también tendrán que ser observados por la gente de todas las naciones, para que ellos, también, puedan recibir las bendiciones del reino. Aquellos que lo hagan serán bendecidos e igualmente tendrán el privilegio de participar en aquel gran proyecto de bendición que finalmente se extenderá para incluir a “todas las familias de la tierra.” (Gen 28:14) El papel de Israel en todo esto no será mediante sus líderes humanos actuales, los cuales, como todos los otros gobernantes de este mundo, no son capaces de restaurar al hombre a la justicia. Se les dará a sus “padres,” los beneméritos de la antigüedad, el privilegio de mandarlos bajo la autoridad de Cristo y su iglesia. Como citado arriba del profeta Zacarías, Israel será en aquel entonces un ejemplo de bendición a toda la humanidad, y ya no un ejemplo de maldición.

Velad Y Esperad

A medida que esperamos la finalización de la divina y el establecimiento de la terrenal rama de la nueva gobernación del reino “escogida” por Dios, vemos que muchas cosas están pasando de un modo preparatorio. Como ya mencionado, tenemos muchas señales de que nuestro Señor ha vuelto invisiblemente. Él ha estado recogiendo el trigo de cada ángulo del mundo. Él ha supervisado la diseminación de un banquete de alimento espiritual, “el alimento a tiempo,” (Mat. 24:45) para suministrar a aquellos así recogidos. Él también ha usado sus instrumentos humanos fieles para ayudar en la proclamación del mensaje de evangelio como un testimonio a cada ángulo de la tierra. Esta obra también tiene que ver con el cumplimiento de la profecía: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) El “fin” mencionado aquí no es el fin de esta tierra y sus habitantes, sino más bien el fin de esta fase de la edad evangélica en el plan de Dios. De hecho, hemos visto antes que cuando se termine la edad presente, comenzará una nueva edad, la Edad Mesiánica, que restaurará a la humanidad en general al compañerismo con Dios y “una restauración de todas las cosas” perdidas debido al pecado y la muerte. —Hechos 3:21

A medida que velamos y esperamos al Señor, también vemos su supervisión en el proceso de derribar el orden actual de cosas. Aunque esto significa un tiempo severo de angustia, es necesario de modo que los sistemas políticos, económicos, sociales, y religiosos actuales de la tierra puedan ceder paso al nuevo orden del reino. Esta angustia está descrito por el profeta Hageo: “Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Hag. 2:6-7) Note cuán extensa es la sacudida. Todo es sacudido: el cielo—los sistemas religiosos humanos; la tierra—los sistemas políticos actuales; el mar—las masas insatisfechas de la sociedad humana; y la tierra seca—los sistemas económicos secos de hoy en día. Para enfatizar el punto aun más, el profeta entonces dice que ninguna nación evitará esto; “todas las naciones” serán sacudidas.

Es importante notar que la susodicha profecía de Hageo no se termina con la simple mención de sacudida y destrucción. Él continúa y dice que después de este período de angustia severo, “el deseado de todas las naciones” vendrá. El Apóstol Pablo, citando esta profecía, añadió que cuando todo haya sido sacudido durante este tiempo de angustia, “queden las inconmovibles.” (Heb. 12:27) Lo que no puede ser sacudido será el nuevo gobierno elegido de Dios, centrado en Cristo y la iglesia. Será sólo ese gobierno que puede traer el “deseado” de todas las naciones. ¿Cuáles son algunos de estos deseos? La paz, la salud, la seguridad, la restauración de los seres queridos, la familia, la felicidad, la salud mental y moral, y la calidad de vida son sólo algunos de los maravillosos deseos que se realizarán a favor del hombre bajo la dirección de la administración del reino. En efecto, tal reino “no puede ser movido” o sacudido. —Heb. 12:28

Antes de este maravilloso tiempo, los procesos del tiempo de la cosecha presente siguen adelante de manera grandiosa. La recolección de la iglesia sigue, así como el derribo del actual orden mundano de cosas. Cuando estos rasgos del plan de Dios se completen, esto señalará tanto el fin de la cosecha del trigo (Mat. 13:30) como aquel de la cosecha “de la vid de la tierra.” (Apoc. 14:19) Es sólo entonces cuando la rama divina del nuevo gobierno estará firmemente establecida. Es sólo entonces cuando la tierra será liberada del viejo orden de cosas y estará lista para el nuevo. Dios pondrá en marcha su nuevo gobierno elegido y establecerá el Nuevo Pacto por su Mediador escogido, el Cristo, cabeza y cuerpo.

¿Qué Clase De Personas No Debéis Ser Vosotros?

Para aquellos que saben y aprecian los arreglos maravillosos de Dios en cuanto al futuro del hombre aquí en la tierra, ¿cuál debería ser nuestra actitud hacia la elección presidencial de este año, y cómo deberíamos ver otros acontecimientos que suceden en el mundo? Primero, deberíamos prestar atención a las palabras de Jesús: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.” (Mat. 22:21) Habiendo hecho esto, debemos recordar que el reino que buscamos no es “de este mundo,” (Juan 18:36) que somos realmente “embajadores en nombre de Cristo” y su reino venidero. (2 Cor. 5:20) Como tales, somos simplemente “extranjeros y peregrinos” aquí en la tierra en este momento. —1 Ped. 2:11

Descansamos en la fe, seguros de que Dios anulará la elección presidencial de este año en noviembre al grado que sus propósitos finales sean servidos, para la bendición final del hombre. El Apóstol Pedro habla de este tiempo en el cual vivimos ahora: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos [sistemas religiosos] pasarán con grande estruendo, y los elementos [orden actual de la tierra—económico y político] ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay [fomentadas por el orgullo y los frutos de la carne] serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros [los que saben estas cosas de antemano] andar en santa y piadosa manera de vivir [conducta santa], esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva [un nuevo orden de cosas, un gobierno nuevo], en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia [sean rápidos y puntuales] ser hallados por él sin mancha [ante Dios] e irreprensibles [ante otros], en paz [descanso interior].” —2 Ped. 3:10-14

En medio de tales tiempos turbulentos y a medida que vemos la elección presidencial de este año desde la atalaya del Señor, que sigamos la amonestación del Apóstol Pedro de tener conducta santa, de ser diligentes en todas las cosas ante Dios y los hombres. “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” —2 Ped. 3:18



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba