ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 29 de enero

Sacados De Egipto

Versículo Clave: “Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar.”
—Ex. 15:19

Escritura Seleccionada:
Ex. 1:8-14; 15:1-27

HABÍAN TRANSCURRIDO muchos años desde los días de José. Él había desarrollado una buena relación entre el Faraón que estaba en el poder durante su tiempo y los hijos de Israel. Sin embargo, “Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José.” —Ex. 1:8

Este nuevo Faraón temía que los israelitas habían llegado a ser un pueblo tan grande que serían más fuertes que los egipcios. Él mandó que capataces fueran puestos sobre ellos para afligirlos con trabajos forzados, pero los israelitas siguieron multiplicándose. Faraón pidió que cargas adicionales fueran puestas sobre ellos. Él “amarg[ó] su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.” (Ex. 1:14) A pesar de esto, los hijos de Israel se multiplicaron, aunque su esclavitud se hiciera más severa.

“Los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.” (Ex. 2:23-25) Sabemos del relato bíblico que Dios levantó a Moisés y a Aaron, su hermano, para ser los instrumentos humanos usados para llevar a cabo la liberación de los israelitas de la esclavitud egipcia. Las diez plagas que afligieron Egipto, en particular la última por la cual todos los primogénitos fueron asesinados, fueron los medios por los cuales Dios dirigió su poder mediante Moisés y Aaron para realizar la liberación prometida.

La humanidad, también, ha estado en la esclavitud desde la caída de nuestros primeros padres en el Jardín de Edén. Hemos sufrido igualmente “con rigor” en manos del gran capataz, Satanás, y hemos estado encarcelados en la prisión de la muerte. Esta condición del hombre caído está bien descrita por el profeta, “Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid.” (Is. 42:22) El Apóstol Pablo describió el asunto en su día con estas palabras, “Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.” —Rom. 8:22

Sin embargo, al igual que con Israel, el plan de Dios es de liberar al hombre de la esclavitud, de la prisión, de su gemido bajo Satanás y el pecado. Esto se llevará a cabo bajo la autoridad del justo reino milenario de Cristo aquí en la tierra. Aun ahora vemos las “plagas” de angustia llegando al presente mundo malo que señalan la proximidad del establecimiento de aquel reino y las bendiciones resultantes a todas las familias de la tierra. Como indica nuestro Versículo Clave, Faraón y sus jinetes fueron destruidos en el mar a medida que los hijos de Israel pasaron a la tierra firme. Así también en el reino venidero de Cristo Satanás y sus ángeles serán dejados impotentes y eventualmente serán destruidos, ya no siendo capaces de afligir a la humanidad.

Hablando proféticamente de este futuro tiempo y de Cristo como el gobernante de este reino, Isaías dice, “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.” —Is. 61:1



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba