ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 22 de enero

José Transmite la Promesa de Abrahán

Versículo Clave: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.”
—Gen. 50:20

Escritura Seleccionada:
Gen. 50:1-26

A LA MUERTE DE JACOB en la tierra de Egipto, José dijo a Faraón que su padre le había hecho prometer que lo sepultara en la tierra de Canaán. “Y Faraón dijo: Ve, y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.” (Gen. 50:6) En consecuencia, José y un grupo grande de la casa de su padre, así como muchos egipcios, llevaron el cuerpo de Jacob a Canaán. Ellos “lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura.” —Gen. 50:13

Cuando las noticias se esparcieron entre los hermanos de José, que había quedado atrás en la tierra de Gosén, de que Jacob había sido sepultado y que José estaba regresando a Egipto, ellos se asustaron. “Dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos.” (Gen. 50:15) Enviaron a un mensajero para encontrar a José y decirle que su padre Jacob había mandado que le pidieran perdón por todo el mal que habían cometido en su contra hace muchos años, cuando lo vendieron en la esclavitud. Después de enviar al mensajero, los hermanos de José “vinieron también… y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos.” —Gen. 50:18

“Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?” (Gen. 50:19) Notamos aquí que aunque José tuviera mucho poder y autoridad en la tierra de Egipto, él reconoció que sólo Dios podría juzgar las acciones y los motivos de sus hermanos. Muchos siglos más tarde, Jesús enseñó los mismos principios que José había seguido. Jesús dijo, “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.” (Lucas 6:37) Nosotros, también debemos tener cuidado y no juzgar los motivos de otros, ni condenarlos. Más bien, debemos perdonar a aquellos que pecan contra nosotros. Si no lo hagamos, entonces no seremos perdonados tampoco cuando no alcanzamos el estándar perfecto de Dios.

El Versículo Clave de nuestra lección indica que José reconoció que todo lo que había pasado, y el mal que sus hermanos habían pensado en su contra, había sido anulado por Dios. Él vio la realización del arreglo de Dios para con él y sus hermanos a través de muchos años como una manifestación de Su bondad. Además, José vio que todo lo que había pasado resultó en salvar realmente las vidas de su familia y mantener la promesa dada por Dios a su bisabuelo Abrahán.

En esta lección, José es una representación apropiada de nuestro Señor Jesucristo y su novia, la iglesia. Ellos son los que, en el reino venidero de Cristo, llevarán a cabo la restauración de todos sus “hermanos”, el mundo de la humanidad. En aquel entonces la humanidad será redimida del pecado adámico y su penalidad, la muerte. Aprenderán que todo el mal y las dificultades de su vida anterior realmente han sido permitidos por Dios para su bienestar eterno, para que puedan aprender la pecaminosidad extrema del pecado. (Rom. 7:13) El hombre aprenderá que el amor y la misericordia están al fondo del carácter perfecto de Dios, no la venganza.

Las palabras finales de José a sus hermanos antes de que muriera fueron muy apropiadas. Él dijo, “Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.” (Gen. 50:24) Así que la promesa de una futura simiente, que estará compuesta finalmente de Cristo y su iglesia que bendecirá todas las familias de la tierra, pasó a la siguiente generación de los que pondrían su fe y confianza en el Dios de Abrahán.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba