ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 20 de noviembre

Orando como el Pueblo de Dios

Versículo Clave: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”
– Mateo 6:6

Escritura Seleccionada:
Mateo 6:5-15

UNO DE LOS MAYORES privilegios disfrutados por el pueblo de Dios es el acceso a nuestro Padre celestial por medio de la oración. “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” (Mat. 6:5) Así que las oraciones deben ser sinceras si han de ser aceptables a Dios.

Nuestro Versículo Clave enfatiza que las oraciones deben ser ocasiones de comunión personal con Dios, aunque haya ocasiones en las cuales una oración pública durante la adoración es apropiada en reconocimiento de las bendiciones recibidas o esperadas, así como una expresión de acción de gracias.

Jesús también dio un ejemplo de una forma apropiada de petición que se llama comúnmente “El Padrenuestro.” Es caracterizado por su simplicidad, brevedad, y reverencia. Reconoce la soberanía de Dios y asigna el honor y la alabanza al Creador. Es seguido por una expresión de confianza en que la autoridad divina se manifestará en el establecimiento de un reino en la tierra con condiciones que estarán en armonía con la justicia que ya existe en la esfera celestial. Después de dar prioridad a los intereses de Dios, se presentan las necesidades personales, reconociendo la dependencia en el Padre celestial para el sustento. Aunque el “pan diario” por lo general tenga que ver con las provisiones temporales, la necesidad del alimento espiritual para sostener a los creyentes debe ser la intención principal de esta petición. En cuanto a pedir perdón, de nuevo se pone énfasis en la calidad de misericordia que deber ser manifestada por los cristianos hacia otros que pueden ofenderles. La inhabilidad del pueblo del Señor de comportarse perfectamente y una necesidad continua de buscar perdón divino por las transgresiones deben cultivar la compasión y la simpatía por otros en sus corazones. En vista de las debilidades personales y los defectos cuando están bajo prueba, los creyentes pueden orar que no sean desamparados en tales situaciones, sino que reciban gracia suficiente por la ocasión y no confíen en su propia fuerza. Del mismo modo, el reconocimiento de que hay un maligno es un recordatorio de no confiar en sí, sino que buscar al Señor en cuanto a la seguridad y la liberación. —vss. 9-15

Jesús también denunció otra forma de hipocresía religiosa. “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” (vs. 16) Los creyentes sinceros no recurrirían al ayuno de una manera externa y ritualista para ser vistos de otros como una tentativa de parecer santos, sino en cambio, deben hacerlo en secreto para que puedan experimentar la comunión más íntima con el Padre celestial.

Que prestemos atención siempre a la siguiente amonestación del Maestro cuando nos acercamos al Todopoderoso. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” —Juan 4:23



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