ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 13 de noviembre

Expresando Amor como el Pueblo de Dios

Versículo Clave: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.”
– Mateo 5:44, 45

Escritura Seleccionada:
Mateo 5:43-48

SEGÚN LA LEY MOSAICA, los jueces de Israel debían seguir el principio de “ojo por ojo” o la justicia estricta cuando se cometió una ofensa. (Ex. 21:24; Deut. 19:21) Este concepto fue aplicado injustificadamente por algunas personas en cuanto a las relaciones individuales, que tenía la tendencia de cultivar una dureza de corazón o una carencia de misericordia.

Para los sabios del mundo, una de las particularidades de las amonestaciones de Jesús es el principio de no vengarse personalmente por el mal. “Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” —Mat. 5:39

Así, si un creyente se siente ofendido, el deseo de vengarse debe ser resistido. Soportando tales ofensas de una manera paciente y confiando en Dios por la fuerza para sufrir voluntariamente por la justicia como hizo el Maestro sería prueba de que nuestra semejanza a Cristo está en aumento. Si un creyente experimentara injustamente una pérdida de efectos personales o experimentara el daño físico, él estaría bien dentro de sus derechos de buscar la reparación por cualquier medio legal.

Nuestro Versículo Clave contradice la tradición de los ancianos de que sólo los prójimos deben ser amados mientras que los enemigos deben ser aborrecidos. Al contrario, una de las pruebas de un corazón regenerado es la capacidad de amar a los enemigos. Además, los creyentes son invitados a hacer bien a aquellos que los persiguen. Tal actitud sería imposible alcanzar prácticamente sin recibir la ayuda divina por una medida creciente del Espíritu Santo, por oración, y por procurar imitar con paciencia a Cristo al sufrir de buena gana el vituperio por su causa. Estudiando los principios de la Verdad señalados en las Escrituras, y notando el desinterés de Jesús en entregar su vida para el beneficio de toda la humanidad, los discípulos que obedientemente siguen al Maestro tomarán placer creciente en cada prueba de que están venciendo el espíritu del mundo, de la carne, y del adversario. Tal crecimiento los motivará a cumplir con estos mandamientos como prueba de su amor supremo por Dios.

Jesús concluye esta lección al destacar los más altos ideales por los cuales debemos esforzarnos. “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (vs. 48) Esta amonestación aparentemente imposible sólo puede conseguirse en lo que concierne a nuestra actitud de corazón bajo la influencia del Espíritu Santo. Debemos exhibir el amor y la compasión en nuestros caracteres para con otros recordando que es la provincia de Dios de repartir la justicia según los principios de justicia. ¡Cuán agradecidos debemos estar que el Creador está dispuesto a aceptar nuestras intenciones sinceras hacia la perfección actual, debido a nuestra lealtad de corazón y aprecio por este estándar glorioso!



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba