ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 30 de octubre

Viviendo como el Pueblo de Dios

Versículo Clave: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.”
– Mat. 5:6

Escritura Seleccionada:
Mat. 5:1-12

MATEO 5:3-12 CONTIENE LO que se llama comúnmente las Bienaventuranzas. La palabra Bienaventuranza significa prosperidad o felicidad. En estos versículos Jesús relata a sus seguidores las calidades de carácter que los llevarán a tal estado. Expresándolo de otra manera, un Estudiante de la Biblia alguna vez dijo que las Bienaventuranzas nos hablan de las “actitudes” que queremos “tener”, inventando la frase “tener-actitudes” (be-attitudes, en inglés). Como el espacio lo permite, examinaremos brevemente algunas actitudes de corazón y de mente mencionadas aquí por el Maestro.

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (versículo 3) Los “pobres en espíritu” son aquellos que son humildes. La humildad es el fundamento para la felicidad de nuestra posición ante Dios. Es sólo cuando nos despojamos de nosotros mismos y de la voluntad egoísta que podemos emprender una vida de consagración. No obstante, debemos permanecer en aquella condición humilde para recibir la bendición final del “reino de los cielos.”

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” (versículo 4) Cuando hemos humillado a nosotros mismos, nos damos cuenta de nuestra condición deshecha. En esto, “lloramos” figuradamente, sabiendo que nada digno de mérito mora en nuestra carne. Traídos a esta condición de corazón, Dios puede tratar con nosotros ahora. Mediante el mérito del sacrificio redentor de su hijo, Dios imputa la justicia a aquellos que vienen a él en consagración humilde, sin reservas. Así justificado por el mérito de la sangre de Cristo, nosotros somos consolados realmente y bendecidos aun más.

“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (versículo 5) Ser manso es ser educable y sumiso. Mientras que la humildad es un principio fundamental para el cristiano, la mansedumbre la lleva hasta las experiencias cotidianas de la vida. Este versículo habla de la bienaventuranza de heredar la tierra. Aquellos que son fieles hasta la muerte heredarán la oportunidad de ayudar a la humanidad, los moradores de la tierra, a andar por el camino de la santidad en el reino venidero de Cristo. (Is. 35:8) A fin de estar listo para esta gran obra, el cristiano debe ser manso, educable y sumiso ahora, para recibir instrucción en la escuela de Cristo que se puede usar en la gran obra de la próxima edad.

Nuestro Versículo Clave presenta la cuarta de estas Bienaventuranzas. En nuestra relación con el Padre Celestial él desea alimentarnos por las palabras justas de la verdad encontradas en su palabra, la Biblia. De hecho, es un requisito que conozcamos sus planes y propósitos para ser fieles. La victoria cristiana no se alcanzará por la ignorancia. Si seremos instrumentos que Dios puede usar por toda la eternidad en el reino celestial debemos saber los fundamentos de su Plan Divino. A aquellos que tienen tal hambre y sed se les promete que estarán saciados y recibirán la bienaventuranza que resulta.

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (versículos 7-9) Estas tres condiciones de bienaventuranza sólo pueden ocurrir a medida que el cristiano está desarrollado diariamente por las experiencias en la escuela de Cristo. La misericordia es una acción que emana del amor. La pureza de corazón proviene de examinar el carácter puro y glorioso de Dios, de su hijo Jesús, e imitarlos. Ser un pacificador resulta cuando hemos desarrollado una compasión verdadera por la pobre creación que gime. Aquellos que están desarrollados bajo estas tres condiciones han progresado mucho en el camino angosto y así son bendecidos ricamente.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba