ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 4 de septiembre

Justicia y Sabiduría

Versículo Clave: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu mismo entendimiento.”
– Prov. 3:5
(Versión Moderna)

Escritura Seleccionada:
Prov. 3:1-35

NINGUNA ESCRITURA nos dice que podemos ser independientes de nuestro Señor. El trabajo perfecto de nuestro Padre Celestial por Cristo Jesús es la base de nuestro propio entendimiento. Una fe que seamos salvos en nuestros pecados sin importar el tipo de vida que llevamos diariamente, es una fe equivocada. A fin de “confiar en Jehová,” debemos tener un conocimiento de la palabra de Dios y el plan de la salvación, “y no en nuestro propio entendimiento.” (Prov. 3:5) Se nos recuerda de lo que nuestro Padre ha hecho a favor de nosotros en los versículos 4 y 5 de Tito 3, “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia.”

Es el deseo del Padre que podamos obtener el premio de salvación por su misericordia y gracia. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó.” (Ef. 2:4) Su misericordia hace posible una transformación de la naturaleza humana a la naturaleza divina si uno permanece fiel hasta la muerte. Nuestra salvación proviene de la gracia y requirió un precio de rescate, que entonces proporcionó una salvación de la muerte a la vida, y una salvación del pecado a la justicia. El Apóstol Pablo se refiere a esto como “una salvación tan grande.” (Heb. 2:3) El amor de Dios también hace posible perdonar nuestros pecados anteriores, limpiarnos de nuestra condenación previa, y cubrir nuestros defectos involuntarios. Él también nos anima a hacer lo mejor que podemos cada día por medio de todas las bendiciones que él nos proporciona tan ricamente. Él también nos da palabras de estímulo de su palabra santa, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” —Fil. 4:13

Jehová es siempre fiel a aquellos que cifran su confianza en él y buscan su guía. Nuestra actitud de corazón y mente debe ser la de acudir a Dios para recibir su instrucción para que podamos aprovecharnos de ella espiritualmente. “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. (Santiago 3:17) Para que podamos apreciar lo que Dios nos suministra, debemos ser capaces de entender sus planes y propósitos. Él nos asegura que hará esto para nosotros en esta escritura: “Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.” (Ef. 1:18) Este versículo realmente se refiere a la condición de nuestro corazón y al que andamos por los ojos de fe. Si nuestros ojos están abiertos para apreciar la luz, entonces nos apoyaremos cada vez más en nuestro Padre, y menos en sí.

Dios nos ha matriculado en la escuela de Cristo hasta que lleguemos “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” (Ef. 4:13) Se nos dice en Isaías 54:13, “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos.” El mensaje de Dios recibido por la fe se acepta como la verdad y conduce al entendimiento y a la plena confianza en su palabra. “Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” —Prov. 2:6



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