ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 3 de julio

Dios Reacciona a la Desobediencia

Versículo Clave: “Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.”
– Josué 7:1

Escritura Seleccionada:
Josué 7:1 – 8:29

LA REACCIÓN DE DIOS A la desobediencia a veces parece fuerte cuando está examinada a la luz de las experiencias de su pueblo como se registra en las escrituras. Sin embargo, cuando recordamos que él es el Creador de todas las cosas, él tiene todo derecho de esperar que su creación cumpliera con sus leyes. Al contrario, cuando su pueblo obedece sus mandatos, las escrituras indican que siguen grandes bendiciones. Tal es el relato de la lección para hoy.

Después de conquistar Jericó con éxito, nuestro Versículo Clave declara que Dios descubrió que uno de los israelitas había tomado algunos despojos de la victoria, “del anatema,” y los guardó como los suyos. La primera pista de que hubo un problema vino cuando los israelitas salieron para combatir a su siguiente enemigo, la ciudad de Hai. Cuando Josué envió a hombres para espiar la ciudad ellos volvieron y relataron que sólo dos o tres mil serían necesarios para conquistar Hai, “porque son pocos.” (Jos. 7:3) Josué creyó su informe y envió sólo a tres mil hombres que fueron derrotados sumariamente por los hombres de Hai y huyeron, con treinta y seis hombres perdiendo la vida en el proceso. —Jos. 7:4-5

Cuando Josué oyó las noticias del fracaso de Israel, el relato dice que él “rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde.” (Jos. 7:6) Josué entonces oró a Dios en cuanto a por qué se permitió que tal cosa pasara a su pueblo elegido Israel. La respuesta de Dios fue que el fracaso en Hai fue debido “al anatema” que había sido tomado de Jericó y escondido en la casa de uno de los israelitas. Sería necesario reunir a todas las tribus, las familias, las casas, y cada individuo a fin de determinar quién tenía los despojos no autorizados de Jericó. La declaración dada acerca de esta persona fue, “el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene.” Sólo entonces, dijo Dios, Israel sería capaz de hacer frente a sus enemigos otra vez.

En Josué 7:18-23, el registro declara que Acán, de la tribu de Judá, fue el culpable, ya que escondidos en su tienda hubo un manto babilónico, doscientos siclos de plata, y un lingote de oro, todos los cuales había tomado como despojos de Jericó, contra la palabra de Jehová (véase Jos. 6:17-19). Acán, junto con la plata, el lingote de oro, y el manto, sus hijos e hijas, sus bueyes, sus asnos, y sus ovejas, fueron llevados al valle de Acor y destruidos. La palabra “Acor” significa “turbación”, y seguramente lo que hizo Acán trajo mucha turbación a Israel.

Fiel a su palabra, Dios entonces proporcionó una gran victoria para los hijos de Israel, puesto que habían obedecido su palabra y destruido “el anatema.” Ahora volvieron a Hai otra vez, no con tres mil hombres, sino con treinta mil. Josué colocó a todos excepto cinco mil en el lado norte de la ciudad, y cuando los hombres de Hai salieron al encuentro como antes, se fingieron vencidos y huyeron. Sin embargo, Josué había colocado a otros cinco mil israelitas en el lado oeste de la ciudad. Cuando los hombres de Hai persiguieron a aquellos en el norte, los cinco mil entraron y derrotaron la ciudad, quemándola. Los hombres de Hai volvieron a la ciudad, pero fue demasiado tarde. Ellos y su ciudad fueron destruidos a manos de Jehová. —Jos. 8



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