EVENTOS SOBRESALIENTES DEL ALBA

Celebrando la Libertad

“Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” – Romanos 8:21

Cada año, el 4 de julio, el pueblo estadounidense celebra la “Declaración de la Independencia” que fue adoptada por el Congreso Continental el 4 de julio de 1776. Esta fecha es uno de los jalones más importantes en la historia de los Estados Unidos y este año conmemora el doscientos treinta quinto aniversario de aquel gran acontecimiento.

Los recién fundados Estados Unidos rápidamente se hicieron un refugio para cantidades innumerables de personas que llegaron a este país de cada región de la tierra. Gente de muchos países vino a la nueva nación norteamericana para buscar la libertad, escapar de la opresión, y forjar una mejor vida para sí mismos y sus familias. Algunos vinieron para evitar la persecución por causa de sus creencias religiosas en sus antiguas patrias, y muchos buscaron la seguridad y la esperanza de vida en una sociedad libre bajo las provisiones de una Constitución significativa. No hay duda de que los que leen esta revista tienen vínculos familiares que se remontan a un antepasado que llegó a las costas estadounidenses de algún otro lugar.

INJUSTICIAS SOCIALES

Durante los últimos años del siglo dieciocho, los ciudadanos de las trece colonias norteamericanas de Gran Bretaña se hicieron cada vez más descontentos con los impuestos injustos y varias otras injusticias sociales que estaban siendo impuestas sobre ellos por un cuerpo gobernante poco compasivo ubicado a miles de millas en Inglaterra.

La búsqueda de la libertad provocó un espíritu de rebelión que culminó con la Guerra de Independencia. La Guerra de Independencia americana comenzó en 1774 y duró hasta el 3 de septiembre de 1783, cuando se acabó el reinado colonial británico sobre sus trece colonias norteamericanas con el Tratado de París. El tratado fue firmado oficialmente por representantes tanto de Gran Bretaña como de Francia en reconocimiento a los recién formados trece Estados Unidos de América. Este gran acontecimiento fue único y se hizo muy significativo en relación con otras revoluciones históricas que seguirían pronto.

FIN DE LA MONARQUÍA ABSOLUTA

Unos cuantos años después de que la Revolución americana había dado origen a la nueva nación en América del Norte diseñada para proporcionar la libertad a su pueblo, una rebelión aún mayor y más extensa comenzó a tomar forma en Francia. La Revolución francesa duró de 1789 a 1799 y llevó a su fin el reinado de mucha antigüedad en Francia de la monarquía absoluta conocida como el “Antiguo Régimen.” Fue un tiempo muy peligroso y complicado. Los franceses purgaron su nación de la vieja aristocracia durante un “Régimen de terror” que derribó el reinado autocrático establecido de mucho tiempo de Luis XVI, que fue ejecutado por la Convención Nacional.

Uno de los motivos principales de la Revolución francesa fue una crisis económica creciente resultando de muchos años de glotonería aristocrática, mal manejo, y despilfarro, agraviada por el costo enorme de la Guerra de los Siete Años de Francia y la participación en la lucha americana por la libertad. Impuestos ruinosamente altos se recaudaron de los campesinos y de la clase media para apoyar los estilos de vida suntuosos del rey, de la aristocracia, y de la iglesia. Fue un tiempo general de descontento creciente que se hizo aún peor por el hecho de que el hambre estaba desenfrenada entre los campesinos y la gente trabajadora.

La clase media creciente en Francia había alcanzado una posición social y económica única y había buscado la equidad con la clase privilegiada. Durante la última década del siglo dieciocho, se aumentó la interferencia gubernamental en las vidas privadas del pueblo francés, incluso la persecución de las minorías religiosas. El pueblo, bajo la influencia de las ideas de libertad e igualdad en los escritos de Diderot y Voltaire, también criticó la falta de dirección de parte de la monarquía. Vio el gobierno como egoísta e ineficaz y consideró el sistema legal como generalmente anticuado y parcial. La monarquía francesa había llegado a ser el símbolo de despilfarro y corrupción, y, cuando el pueblo procuró reforzar su estado económico, también quiso liberarse de la carga de la aristocracia.

LA BASTILLA

La Bastilla es una palabra francesa que significa “fortaleza” o “baluarte” y se refiere a una prisión celebre antigua localizada en París. Tenía una reputación secreta y siniestra y alojaba no sólo a los criminales comunes, sino también a las personas que habían sido encarceladas por motivos religiosos, como los Hugonotes, así como los presos políticos, personas que hablaban demasiado a favor de los derechos del hombre, o los que estaban implicados en la preparación y la impresión de folletos prohibidos.

La Bastilla era un símbolo del poder monárquico absoluto del Rey Luis XVI y el “Antiguo Régimen” de mucha antigüedad en Francia. El 14 de julio de 1789, una muchedumbre enorme del pueblo se juntó para asaltar la prisión, así marcando el principio de la Revolución francesa.

En la creación de la República en 1792, la bandera tricolor roja, blanca, y azul se hizo el símbolo de la nueva República francesa que se estableció alrededor de sus tres ideales principales, la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad para todos sus ciudadanos.

ESFUERZOS NOBLES

Los padres fundadores de los recién creados Estados Unidos de América usaron su influencia sabiamente en un esfuerzo para traer un nuevo sentido de libertad e igualdad al pueblo. Ellos deben ser alabados por su trabajo en el establecimiento de un sistema equitativo de auto-gobernación basada en la Constitución. El pueblo de Francia también había sido puesto en libertad del abuso de larga data bajo el poder de la monarquía absoluta. Sin embargo, su revolución degeneró en un régimen de terror que delinea el período más devastador en la historia del país.

Cada una de estas dos agitaciones principales proporcionó un nuevo sentido de libertad para sus ciudadanos, pero ninguna pudo traer libertad de la esclavitud más terrible que cautiva al hombre—la esclavitud del pecado y de la muerte—tampoco pudo proporcionar vida al pueblo.

LA ESCRITURA SELECCIONADA

La escritura seleccionada que aparece en el título de este artículo se toma de la carta del Apóstol Pablo a los hermanos de la iglesia en Roma (Rom. 8:21). Aquí él habla de la esclavitud del pecado y la corrupción de la muerte de las cuales toda la familia humana sufre ahora y que, finalmente, termina en la tumba.

El contexto de esta escritura proporciona la maravillosa promesa de Dios de la liberación final de la sentencia de muerte que ha sido heredada por toda la raza humana desde que el pecado fuera introducido en el Jardín de Edén por nuestros primeros padres, Adán y Eva. Pablo escribió, “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” —Rom. 8:19-23

El apóstol explicó que toda la creación humana aún espera el futuro reino de vida y bendición de nuestro Señor que pronto se manifestará a todos los pueblos. Bajo la administración de aquel reino con el Cristo glorificado, todos los obedientes de la humanidad serán liberados de la esclavitud del pecado, de la corrupción y de la muerte a una libertad duradera y gloriosa. Además, él señaló que la humanidad seguirá gimiendo y afanándose hasta la finalización del “Cristo,” que él identifica como los que poseen las primicias del Espíritu Santo de Dios.

A esta clase especial llamada del mundo durante esta presente Edad Evangélica, Juan dijo, “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” —1 Juan 3:2

ISRAEL EN ESCLAVITUD

Las experiencias de los hijos de Israel mientras estaban en Egipto, ilustran la esclavitud del pecado y de la muerte que mantiene cautiva a toda la familia humana. Dios había preparado un lugar para su pueblo en Egipto y les había enviado allí para servir como un tipo de algo mayor. Durante toda la vida de la primera generación que había entrado en Egipto, él los proveyó con la mejor tierra y les dio gran prosperidad temporal.

LA PRIMERA GENERACIÓN

El registro bíblico proporciona la información previa acerca de este gran acontecimiento. “Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, Dan, Neftalí, Gad y Aser. Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto. Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.” —Ex. 1:1-7

JOSÉ

José fue elegido especialmente por Dios para promover los intereses del pueblo israelita y para servir a su dueño egipcio. “Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.” —Gen. 39:1-6

LA SEGUNDA GENERACIÓN

Pero las vidas de los israelitas estaban a punto de cambiarse, de una de prosperidad a una de opresión amarga en manos de sus capataces. Su población había aumentado abundantemente de modo que, durante la segunda generación, la tierra de Gosén se había llenado de ellos.

También había un cambio de régimen, y aunque el nuevo Faraón de la dinastía sin duda hubiera oído de José, él no le conocía ni apreciaba sus muchas contribuciones a Egipto y a su pueblo. La nueva generación de egipcios tampoco habían sido testigos del agradecimiento que sus antepasados habían demostrado hacia José. Ellos comenzaban a temer que los israelitas prósperos que vivían en su medio se rebelaran contra ellos o se aliaran con los enemigos de Egipto.

OPRESIÓN AMARGA

El relato dice, “Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.” —Ex. 1:8-10

Sin embargo, parece que los sufrimientos comunes de los israelitas los ligaron aún más cerca como un pueblo y los mantuvieron separados y distintos de los egipcios. Esto también sirvió para mantenerlos separados de las creencias y los principios religiosos egipcios.

Después leemos: “Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.” —vss. 11-14

El nuevo Faraón no quiso destruir a los israelitas como pueblo, ni ahuyentarlos, sino simplemente mantenerlos bajo su control y prevenir un aumento adicional en su población. Su plan fue desalentarlos abusándolos y obligándolos a vivir en condiciones muy difíciles. El registro bíblico demuestra que estas medidas represivas no tuvieron éxito y que los israelitas siguieron aumentando.

TRABAJO DE ESCLAVO

Con el nuevo Faraón vinieron nuevas ambiciones, sobre todo en proyectos de construcción. Estos incluyeron la construcción de nuevas ciudades, edificios públicos grandiosos, y otros esfuerzos caros. En relación con esta ambición el Faraón se dio cuenta de que podría usar a los israelitas como sus trabajadores de esclavo y que podrían hacer mucho para el enriquecimiento de los egipcios proporcionando el trabajo por el mero costo nominal del sustento inferior. Se decidió tomar a los varones más jóvenes, más rugosos y más sanos de sus casas y familias para servir en los trabajos públicos egipcios. Ellos sirvieron sin paga y fueron obligados a sobrevivir con raciones muy escasas. Además, estuvieron puestos bajo capataces a quienes se les dio el orden de hacerlos trabajar tan duro para hacer pesadas sus vidas.

ASÍ SERÁ TU DESCENDENCIA

Aunque las vidas de los israelitas se hubieran hecho amargas con la esclavitud difícil, Dios les había prometido que su simiente multiplicaría. “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.” (Gen. 15:5) “De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.” —Gen. 22:17

La promesa de Dios a su pueblo por lo tanto estaba siendo realizada. El registro demuestra que hubo sólo un puñado de 70 personas que entraron en Egipto. Cuando vino el tiempo para dejar Egipto, aproximadamente 215 años más tarde, había 600.000 hombres, no incluyendo a las mujeres y a los niños. “Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. —Ex. 12:37

Es razonable deducir que las mujeres de la compañía israelita que no estuvieron incluidas en la cuenta fueron sin duda muchas más. Si hubiera un promedio de dos hijos en cada familia, entonces el número total sería aproximadamente 2.400.000. Además, hubo criados y otros ayudantes en varias casas que añadieron al número que dejó Egipto. “También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.” —vs. 38

FARAÓN COMO SATANÁS

Cuando los primeros padres de la humanidad Adán y Eva fueron creados en el Jardín de Edén ellos fueron probados en cuanto a su lealtad a Dios y a su ley. A causa de la tentación de Satanás, ellos desobedecieron a Dios y recibieron la pena por el pecado que fue la muerte. Toda la humanidad ha venido posteriormente bajo aquella sentencia. El Faraón sirve como una ilustración de Satanás, el gran tentador de la humanidad. Las lecciones amargas de la esclavitud y de la servidumbre sufrida por la nación israelita mientras vivía en Egipto, sirven para ilustrar a toda la creación humana que está en la esclavitud a pena de muerte.

Está escrito: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.” —Job 1:6-12

De esta escritura aprendemos que Dios permitió que Satanás tentara al hombre, pero límites fueron colocados sobre él en relación con los planes finales de Dios respecto a sus siervos. Esto está confirmado en los primeros capítulos de la Biblia. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Gen. 3:15) El Apóstol Pablo también habla del tiempo cuando la cabeza del Satán será aplastada. “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.” —Rom.16:20

LIBERTAD DE LA ESCLAVITUD

Dios mandó una serie de plagas para convencer al Faraón, que ilustra a Satanás, de dejar libres a los israelitas de la esclavitud egipcia. No fue hasta la décima y final plaga en la cual todos los primogénitos de Egipto murieron que finalmente les permitió salir.

El Faraón, sin embargo, cambió de opinión y persiguió a los israelitas hasta el Mar Rojo. “Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón.” —Ex. 14:5-9

Dios dio instrucciones a Moisés respecto a la liberación de todo el pueblo de Israel. Él dijo: “Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.” —vss.16-18

Así fue liberado el pueblo israelita de las manos del Faraón. “Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.” —vss. 26-31

“Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.” —Ex. 15:1, 2

CELEBRANDO LA LIBERTAD VERDADERA

El Faraón representa a Satanás y Egipto ilustra el dominio mundial de pecado y muerte de Satanás. El ejército del Faraón simboliza a los siervos de mal y de opresión de Satanás. Los hijos de Israel tipifican a todos los que serán bendecidos bajo los términos del futuro reino de Cristo que obedezcan las leyes de Dios el cual se establecerá en aquel entonces. La celebración de la liberación verdadera de la esclavitud del pecado y de la muerte será el episodio más glorioso en el venidero reino de Cristo de libertad para todos.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba