ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 19 de junio

Dios Protege

Versículo Clave: “Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.”
– Josué 2:24

Escritura Seleccionada:
Josué 2

ESTE CAPÍTULO COMIENZA con Josué enviando a dos espías a la tierra prometida. “Andad, reconoced la tierra, y a Jericó.” (Jos. 2:1) Ellos entraron en Jericó y se escondieron en una casa que pertenecía a una mujer llamada Rahab. El rey de Jericó oyó hablar de la presencia de estos dos espías, y temiendo que habían venido “para espiar la tierra” mandó que Rahab le trajera los hombres. (vs. 2) En vez de obedecer al rey, Rahab escondió a los hombres en el terrado de su casa. Después de que hubiera pasado el peligro inmediato de ser capturado por los hombres que los buscaban, Rahab les habló algunas palabras muy sorprendentes. “Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.” —Jos. 2:9

¿Por qué Rahab hizo estas cosas para ayudar a los espías que Josué había enviado a su tierra? Debemos recordar que los israelitas habían sido conducidos milagrosamente por Dios de la tierra de Egipto. Las noticias de este acontecimiento habían llegado hasta a Jericó. “Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto.” (Jos. 2:10) Ella entonces suplicó a los dos espías a prometer que su familia se protegiera debido a la bondad que les había mostrado. Luego, ellos harían un acuerdo entre sí para asegurar la protección de los habitantes de la casa, la señal del cual sería “un cordón de grana a la ventana.” —vss. 12-18

Después de estos acontecimientos los espías volvieron a Josué para relatarle lo que había ocurrido en Jericó, y como Dios los había protegido. Durante su ausencia el pueblo se había acampado a lo largo del lado este del río Jordán, y su campamento extendía por varias millas. Ellos seguramente parecían como una hueste fuerte a aquellos que los miraban de la tierra a través del río. Después de oír el informe de los espías Josué actuó rápidamente. (Jos. 3:1) Sus instrucciones consistían en que el pueblo debería buscar el arca del Señor, y esto representando al Señor, iría delante de ellos. (Ex. 25:10; Jos. 3:3, 4; 4:11) Según estas instrucciones aproximadamente tres cuartos de una milla separaban el arca y el pueblo, el arca pasando al norte, y los israelitas siguiendo tras él por aquella distancia. Cuando el arca alcanzó el lugar apropiado, sus portadores los sacerdotes, anduvieron hacia el río hasta que sus pies tocaran el agua. (Jos.3:13) Los israelitas miraban atentamente a lo que pasaría entonces. Al asombro de todos, cuando los pies de los sacerdotes tocaron el agua el río comenzó a bajarse. Cuando los sacerdotes anduvieron más lejos en el canal del río, el río seguía bajándose, hasta que se secara por completo. El arca estaba ahora en medio de lo que hace poco era el río Jordán. Siguiendo las instrucciones de Josué el pueblo cruzó el río rápidamente y entró en la tierra de promesa bajo la protección de Dios. (Jos. 3:15-17; 4:11-13) Verdaderamente, “los dirigió por camino derecho, para que viniesen a ciudad habitable.” —Sal. 107:7



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