ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 27 de febrero

La Venida del Hijo del Hombre

Versículo Clave: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.”
– Marcos 13:26

Escritura Seleccionada:
Marcos 13

LA MAYOR PARTE DE LA INFORMACIÓN acerca del Segundo Advenimiento de Jesucristo está escrita en lenguaje simbólico. “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.” —Lucas 21:25,26

El susodicho pasaje es un relato paralelo de las palabras encontradas en el capítulo 13 del evangelio de Marcos. La tierra se usa a menudo como un símbolo en las escrituras. “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.” (Isa. 1:2) Cuando el Señor habla de la tierra, es aparente que no está refiriéndose al planeta, sino más bien, a los pueblos de la tierra. Otro símbolo bíblico es el mar. “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.” (Isa. 57:20) La Biblia frecuentemente se refiere al mar, no como el agua literal, sino más bien como un símbolo de la gente mala.

Nuestro Versículo Clave afirma que en el Segundo Advenimiento del Señor le verán que vendrá en las nubes con poder y gloria.

El anterior es aún otro pasaje simbólico que tiene que estar armonizado con otras escrituras que indican que una interpretación literal de aquellas palabras no sería exacta. “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche.” (1 Tes. 5:2) La vuelta del Señor ocurre durante un tiempo cuando el mundo en sí sería inconsciente de este hecho, porque ‘un ladrón en la noche’ no sería discernible a alguien que no le esperaba. Además, Jesús expresamente indicó a sus discípulos, justo antes de su crucifixión, que el mundo no le vería más después de su muerte. —Juan 14:19

Cristo dio su vida a favor del mundo, y ahora es un espíritu poderoso que no se puede ver con el ojo humano — “siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.” (1 Ped. 3:18) A su debido tiempo, sin embargo, cuando se establezca el reino de Cristo, cada uno verá (comprenderá) que él ha regresado, porque la paz y la prosperidad existirán en todo el mundo.

La primera parte de este Día del Señor está descrita proféticamente de una manera que coincide con las condiciones que actualmente existen en este mundo dificultoso. “Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento.” —Sof. 1:15

Un mensaje especial de estímulo está proporcionado a los creyentes aun ahora a medida que observamos los acontecimientos actuales, asegurándonos que el pecado y la muerte desparecerán. “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.” —2 Ped. 3:13,14



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