ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 13 de febrero

Este es Mi Hijo Amado

Versículo Clave: “Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.”
– Marcos 9:7

Escritura Seleccionada:
Marcos 9:2-13

EN NUESTRA LECCIÓN ANTERIOR, Jesús había pronosticado el sufrimiento, el reproche, y la muerte que sería su porción, y la porción de aquellos que serían sus seguidores.

Aproximadamente una semana más tarde, Jesús llevó a Pedro, Santiago, y Juan a un monte alto donde él se transfiguró de modo que su semejanza y sus vestidos se hicieran radiantes y su rostro brillaba como el sol. Qué experiencia tan sobrecogedora fue esta para los tres discípulos que acompañaron al Señor. La Biblia también indica que vieron las figuras de Moisés y Elías hablando con el Maestro. “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve. … y allí les pareció Elías con Moisés: y ellos hablaban con Jesús.” -Marcos 9:2-4

Pedro presumió que esto fue el cumplimiento de las palabras habladas antes (vs. 1) que algunos de ellos no probarían la muerte hasta que vieran la gloria y el poder del reino de Dios. Él propuso que erigieran tres templos, posiblemente con el pensamiento de que los israelitas pudieran subir al monte más tarde y rendir homenaje al Señor glorificado a medida que el reino fuera inaugurado. —vss. 5,6

En nuestro Versículo Clave, una voz desde el cielo salió de una nube afirmando que Jesús era el ‘Hijo amado’ de Dios. Jesús dijo a sus discípulos que lo que habían visto era una visión y no debían decirlo a nadie hasta que el Señor fuera resucitado de entre los muertos. “Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.” —Mat. 17:9

Muchos años más tarde, después de recibir el Espíritu Santo, el apóstol recordó este acontecimiento. “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” —2 Pedro 1:16-21

Moisés y Elías habían muerto mucho antes de que Jesús viniera a la tierra y no podían haber estado literalmente en el monte con Cristo. (Heb. 11:13,39,40) Puede ser que, en la visión, Moisés representó a los fieles de los siglos pasados y Elías representó a los miembros de la iglesia cristiana durante la Edad Evangélica. El tiempo para este reino glorioso es todavía un futuro acontecimiento. “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.” —Mat. 25:31

Qué cada uno de nosotros, que es deseoso de participar en la bendición de la familia humana, fielmente cumple nuestros votos de consagración, y así ayudar en la realización del propósito eterno de Dios.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba