ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 30 de enero

Curados por Su Llaga

Versículo Clave: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
– Isaías 53:5

Escritura Seleccionada:
Isaías 53

LA PROFECÍA DE ISAÍAS 53 es una de las profecías más introspectivas de la Biblia, ya que detalla el sufrimiento e ignominia que Jesús aguantó durante su vida en la tierra, hasta el final con su muerte en la cruz en el Calvario. Cuán importante es el versículo de abertura que pregunta, “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isa. 53:1) Los versículos que siguen dan la impresión de que la vida de Jesús en efecto fue un fracaso. Pocos, aparentemente, desearían creer tal informe, y seguir a alguien que pareció tener tan poca atracción humana. “No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” —vss. 2,3

Dios señala por el profeta que aunque Jesús tenía poca atracción para la mayoría de las personas, él realmente llevaba sus cargas, enfermedades, y dolores. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.” (vs. 4) Aunque quizás no fuera necesario que Jesús aguantara todas estas cosas a fin de proporcionar el rescate, o precio correspondiente, como el medio para redimir a Adán y a su raza, no obstante en la sabiduría de Dios él vio la necesidad de que su Hijo pasara por tales experiencias difíciles para que pudiera compadecerse realmente de los muchos problemas del hombre. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” —Heb. 4:15

Nuestro Versículo Clave proporciona una verdad importante, que las heridas de Jesús no fueron debidas a cualquier pecado de su parte, sino por ‘nuestras transgresiones.’ Fue molido ‘por nuestros pecados,’ no suyos, ya que en él no se encontró ningún pecado de clase alguna. Jesús fue “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores.” (Heb. 7:26) El castigo que él soportó proporciona “paz para con Dios” (Rom. 5:1) a aquellos que han aceptado los méritos de su sacrificio, y sus sufrimientos proporcionan un medio de curación a aquellos que han cifrado su confianza en él.

Esta profecía también demuestra la actitud humilde de Jesús, hasta en medio de pruebas severas. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” (Isa. 53:7) Qué maravilloso ejemplo de sumisión tranquila a la voluntad de Dios está puesto delante de nosotros. El pueblo consagrado del Señor debería recordar continuamente el carácter ‘parecido a un cordero’ de su Maestro, sobre todo en tiempos de prueba, persecución, y sufrimiento a favor de la Verdad.

Dios proporciona una conclusión gloriosa a este concepto profético del ministerio terrenal de su Hijo y sus resultados finales. “Verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte.” (vss. 10-12) Realmente podemos decir, como expresan las palabras del himno, “¡Aleluya, Qué Salvador!”



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba