ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 9 de enero

Vuelvan a Mí y Sean Salvos

Versículo Clave: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”
– Isaías 45:22

Escritura Seleccionada:
Isaías 45

LOS CRISTIANOS MAYORMENTE piensan de Jesús como su Salvador y, en efecto, las Escrituras son repletas por tales declaraciones, por ejemplo, “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:11) Sin embargo, la Biblia también habla de Dios como el Salvador de la humanidad. Aunque al principio esto pueda parecer difícil de entender, no hay ningún conflicto en pensar de Dios, el Padre, tanto como de su hijo, Jesucristo, como salvadores, cuando se entienden correctamente las Escrituras. La lección de hoy señala, en palabras proféticas, cómo Dios y Jesús, siendo seres separados y distintos, deben considerarse salvadores.

El primer punto de tomar en cuenta al considerar este tema es que Dios y su hijo Jesús son, de hecho, dos seres separados y no parte de un dios trino. En nuestra lección, esto se demuestra al comparar el versículo 1 con otros versículos del capítulo. “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él.” (Isa. 45:1) “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.” (vs. 15) Está claro del versículo 15, así como de otros en este capítulo, que Dios era el Salvador de Israel. El versículo 1, sin embargo, habla de Ciro como un ungido de Dios que haría cosas a su favor. Sabemos de otros relatos bíblicos confirmatorios que Dios usó a Ciro, el gran rey persa, para salvar a Israel y permitir que ella reconstruyera el Templo y los muros de Jerusalén (véase Ezra y Nehemías) después de sus 70 años de cautiverio designados. Tanto Dios, como su conducto ungido Ciro, actuaron juntos, y en cooperación el uno con el otro, para ser el salvador típico de Israel. Al mismo tiempo, nadie concluyera por un momento que Dios y Ciro eran la misma persona o ser. Ellos eran separados, distintos, pero actuaron juntos para realizar el mismo objetivo.

La susodicha aplicación a Israel típico tiene una realización mucho más grande. Ciro fue usado como un símbolo, o tipo, de Jesucristo, el hijo de Dios. La palabra ‘Cristo’ significa “ungido” y, puesto que Ciro fue ungido por Dios para realizar su obra redentora a favor de Israel, Jesús también fue ungido para realizar una obra redentora aun más grande y de mayor alcance. Esta obra no era simplemente la salvación de una nación durante un período de tiempo limitado, como era el caso con Israel. Dios y su hijo ungido Jesús, actuando juntos y en cooperación completa, participaron en la salvación de toda la humanidad del pecado y de la muerte eterna, y proporcionaron el medio por el cual a todos se les dará una oportunidad por la vida eterna en el reino venidero de Cristo.

El papel de Jesús como Salvador debía proporcionar el precio de rescate—una vida humana perfecta que correspondería a la vida perdida por Adán a causa del pecado, así sumergiendo a toda la familia humana en la muerte. Este precio fue proporcionado por la muerte de Jesús como un hombre perfecto, así tomando el lugar de y liberando a Adán y a su prole de la pena de muerte. Sin embargo, la muerte de Jesús por sí mismo no podía llevar a cabo totalmente la salvación de la humanidad. El papel específico de Dios entonces entró en juego. Él, por su propio poder fuerte, levantó a Jesús de entre los muertos y así permitió que el pago de rescate fuera hecho en las manos de la justicia, y aseguró el arreglo por el cual, a su debido tiempo, todos los que han muerto recibirán una resurrección (Juan 5:28-29, Diaglotón Enfático de Wilson) y así serán salvos por la cooperación mutua del Padre y del Hijo.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba