ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 19 de diciembre

Nace Emmanuel

Versículo Clave: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”
– Mateo 1:21.

Escritura Seleccionada:
Mateo 1:18-25.

EN EL VERSICULO ANTERIOR del versículo clave leemos: “Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” – Mateo 1:20.

Recordamos el momento en que el mensajero principal, el ángel Gabriel, que está en la presencia del Padre Celestial, la visitó: “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” – Lucas 1:28. El hecho de que el Señor honrara a María entre todas las demás mujeres, que fuera elegida para ser la madre de Jesús según la carne, demuestra su nobleza de carácter y su pureza de corazón.

El nombre de Jesús, en la forma griega Jeshua, significa “salvador” o “libertador’, “Porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Toda la obra de nuestro Señor Jesús se resume en el significado de su nombre. Nuestro Señor fue reconocido públicamente como Salvador cuando era un bebé, pero sólo cuando había completado su sacrificio en el Calvario tenía todo el derecho y se convirtió en dueño o Señor. Esto fue proclamado en la promesa a María, “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS” – Lucas 1:31. Esta expresión nos revela que Jesús no fue engendrado por José, sino por el Espíritu Santo, por lo tanto el principio de la vida por el cual Jesús fue concebido vino directamente del Padre Celestial. “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” – Hebreos 1:5.

La promesa se cumplió a continuación, en las palabras: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” – Lucas 2:11. Él nació perfecto y libre de la maldición del pecado de Adán y la muerte. Él no conoció pecado, mientras que todos los hombres son pecadores por naturaleza (2 Corintios 5:21). Por esto, él podría morir en la cruz como un hombre perfecto, cumpliendo el deseo de Dios, “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” – Génesis 12:3. “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” – Romanos 5:18.

Estas “familias” se refieren al mundo bajo la nueva administración del Reino Milenial. En ese tiempo, los reinos de este mundo habrán desaparecido y convertido en los “reinos de nuestro Señor” (Apocalipsis 11:15). Serán bendecidos con la oportunidad de volver a la armonía con Dios y recompensados con la vida eterna. “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” – Isaías 2:3.

Toda la obra de Dios es perfecta, así vemos que a través de la entrega de su Hijo como el Salvador de la humanidad, del pecado y la muerte, Jesús haría posible que todos tengan la oportunidad de vivir en paz en una restauración perfecta de la tierra y para siempre. ¡A Dios sea la gloria! (Apocalipsis 7:12).



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba