Lección para el 21 de noviembre

Testificado por los Discípulos

Versículo Clave: “Y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz”
– Mateo 17:2.

Escritura Seleccionada:
Mateo 17:1-12.

DESPUES DE LOS ACONTECIMIENTOS en la lección anterior, seis días después, el Señor tomó a Pedro, Santiago y Juan, luego los llevó a una monte alto (Mateo 17:1).

Nuestro Versículo clave indica que se transfiguró delante de estos tres discípulos. Esto significa que su apariencia cambió, su rostro resplandeció en forma brillante y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

En una visión, Moisés y Elías conversaban con Jesús transfigurado. De pronto, Pedro le preguntó al maestro si podían hacer tres enramadas, una para el Señor, otra para Moisés y otra para Elías (Mateo 17:3,4).

“Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor” – Mateo 17:5,6. Jesús consoló a sus tres discípulos, diciéndoles que no tenga miedo y que no revelaran a nadie lo que había visto hasta que resucite de entre los muertos (Mateo 17:7-9).

Muchos años después, Pedro declaró que esta visión era una confirmación del Reino prometido por Dios que fue profetizado y que ocurriría tras la segunda venida de Cristo (2 Pedro 1:16-21). Desde Moisés y Elías había pasado mucho tiempo hasta la escena de la transfiguración, estos profetas bien pueden simbolizar dos clases distintas que se asociarán con Cristo en el Reino glorioso futuro.

Moisés puede ser ilustrativo de las personalidades fieles en el Antiguo Testamento que actuarán como representantes terrenales visibles de Dios para guiar a la humanidad en el aprendizaje de la justicia durante el Reino (Lucas 13:28).

En la visión, Elías parece representar los fieles elegidos celestialmente, la iglesia de la Edad del Evangelio que reinará con Jesucristo por mil años para bendecir a la familia humana. “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” – Apocalipsis 20:6, Hebreos 3:1.

Tras la escena de la transfiguración, cuando Jesús y sus discípulos habían descendido al pie de la montaña, se encontraron con un hombre que hizo un llamado a la curación en nombre de su hijo (Mateo 17:14,15).

En la actualidad, hay una gran labor a realizar por los creyentes en la difusión del mensaje del Reino a todos los que tienen oídos para oír, que puedan ser iluminados espiritualmente y calificar como miembros de la novia de Cristo. Si son fieles ahora, estarán facultados para ayudar a llevar a buen término lo que ha sido escrito por los profetas de la antigüedad.

“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” – Isaías 35:5,6,8,10.

¡Qué momento de alegría será!