ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 7 de noviembre

Reconocido por una cananea

Versículo Clave: “Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”
– Mateo 15:28.

Escritura Seleccionada:
Mateo 15:21-25.

EL PROPOSITO PRINCIPAL de los milagros de Jesús fue demostrar que era el Mesías de Israel. Aunque la mayoría de estos signos fueron mostrados a los judíos, algunos no los aceptaron. Una excepción ocurrió cuando Jesús se acercó a una mujer cananea en la región de Tiro y de Sidón, quien le pidió que sanara a su hija endemoniada (Mateo 15:21,22).

Ella se dirigió al Maestro como el Señor, el Hijo de David, pero como gentil no estaba en relación con el pacto de Dios, Jesús inicialmente no le respondió. Además, sus discípulos le sugirieron que la despidiera (Mateo 15:23). Posteriormente, se produjo un diálogo entre esta mujer gentil y Jesús: “El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” – Mateo 15:24.

En un relato paralelo, el Maestro dijo: “Deja primero que se sacien los hijos” (Marcos 7:27). Esto implicaba que los gentiles tendrían un rayo de esperanza en el futuro, pero en ese momento los beneficios del Evangelio, se entiende eran exclusivamente para los judíos ‘ovejas’.

Volvemos al relato de Mateo, “Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” – Mateo 15:26,27. Es evidente por su respuesta que la mujer entendió el espíritu de la referencia del Señor a los ‘perros’ como animales domésticos que las familias judías con frecuencia estimaban y cuidaban.

Nuestro Versículo clave refleja el reconocimiento del Señor a su humildad para reconocer que no era uno de los “hijos” que serían favorecidos por recibir bendición especial de Dios. Sin embargo, la misericordia del Señor se extendió debido a su gran fe y seguridad. Esto dio lugar a que su petición fuera concedida y su hija curada.

Una importante lección se puede obtener, considerando la misericordia de nuestro Señor hacia esta mujer cananea. Puesto que hemos recibido el Espíritu Santo y una abundancia de “preciosas y grandísimas promesas” (2 Pedro 1:4), cuánto mayor debe ser nuestro aprecio de los acuerdos de Dios con nosotros, quienes somos sus hijos espirituales. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” – 1 Juan 3:2.

Por tanto debemos actuar sobre los favores especiales que hemos recibido, agregar los frutos diversos y las gracias del Espíritu a nuestro carácter para que podamos obtener la gran recompensa que se ofrece a todos los hijos del Padre durante esta presente edad del Evangelio. “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” – 2 Pedro 1:10-11.

La posibilidad de ayudar a bendecir a todas las familias de la tierra y la restauración de la humanidad a la perfección que se perdió debido a la caída de Adán en el Edén, nos debe inspirar a la fidelidad en nuestro caminar cristiano.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba