ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 11 de abril

Resucitando a Nueva Vida

Versículo Clave: “y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”
– Lucas 24:5.

Escritura Seleccionada:
Lucas 24:1-12.

VARIAS MUJERES que habían seguido y creído en Jesús deseaban ungir su cuerpo con especias, pero, debido a que su muerte había ocurrido antes del sábado, obedeciendo a la ley judía tuvieron que esperar hasta el día siguiente. “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas” – Lucas 24:1,10.

A llegar a la tumba, las mujeres encontraron que la piedra había sido removida, así que entraron en el sepulcro. Para su asombro, el cuerpo de Jesús había desaparecido (Lucas 24:2,3). Sin duda se preguntaron que había pasado. Es probable que su pensamiento inicial fue que su cuerpo había sido robado (Juan 20:1,2), sintiendo confusión y decepción al no encontrarlo. “Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes” (Lucas 24:4) “¿Quiénes son estos dos hombres?” se deben haber preguntado. “¿Quitaron el cuerpo de Jesús?” “¿Han venido también por nosotros?” Las mujeres tuvieron miedo y como dice el versículo clave, ‘bajaron el rostro a tierra’.

Las mujeres no se dieron cuenta de que estos dos hombres en realidad eran ángeles enviados por Dios para compartirles la verdad más maravillosa sobre quien ellas habían venido a ungir y llorar su muerte. Los hombres les dijeron, “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día” (Lucas 24:5-7). Las mujeres recordaron entonces que el mismo Jesús había dicho que iba a morir y resucitar al tercer día (Mateo 16:21; 17:22,23; 20:18,19). Regresaron desde el sepulcro y les dijeron a los once discípulos lo que había sucedido. Inicialmente, los discípulos desestimaron sus palabras, “Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían” (Lucas 24:11). En el versículo 12, la Escritura menciona que Pedro, no pudo contener su entusiasmo y curiosidad, corrió hacia el sepulcro confirmando lo que las mujeres habían dicho.

Vemos que tanto la muerte y la resurrección de Jesús fueron necesarias en el Plan de Dios. Su muerte, como un precio equivalente por Adán, una vida perfecta ofrecida en lugar de la vida perfecta perdida de Adán, proveyendo el precio de rescate necesario para el padre Adán y toda la raza humana llevando sobre sus lomos la condena que se posó sobre ellos como resultado del pecado de Adán. La resurrección de Jesús es también necesaria para que el valor o mérito de su vida humana perfecta pudiera ser el “pago” en manos de la justicia de Dios, lo que permitió la liberación del hombre. Sólo Jesús pudo hacer este pago, porque tenía en su poder el precio del pago. Si Jesús hubiera permanecido muerto, ningún pago ante la justicia de Dios podría ser hecho y por lo tanto, el precio del rescate proporcionado por su muerte habría sido en vano. Así, ambas partes de la transacción fueron requeridas, la muerte de un hombre perfecto y una resurrección por el poder de Dios – 1 Corintios 15:12-22.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba