ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 21 de marzo

Profetizando Nueva Vida

Versículo Clave: “La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos”
– Ezequiel 37:1.

Escritura Seleccionada:
Ezequiel 37.

ESTE PASAJE FUE dirigido por el Dios a través del profeta Ezequiel al Israel carnal cuando estaba cautivo en Babilonia. Los huesos secos representan a los mismos israelitas. Como un pueblo, habían perdido el corazón y la esperanza, “Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos” – Ezequiel 37:11.

Habían sido ‘cortados’ de todas las tribus y quebrada su unidad nacional. Cuando vieron su estado, eran extranjeros en una tierra extraña. Vivían como los extranjeros, sin oportunidad para valorar sus sentimientos patrióticos. Si miraban hacia atrás y recordaban la intervención Divina en su nombre, tendrían que enfocarse en las cosas buenas. Recordarían su liberación de Egipto y su favor como una nación, en virtud de los grandes reyes, David y Salomón. Si miraban hacia adelante, no veían la esperanza de llegar a ser nuevamente una nación. En lo que a ellos respecta, todas las preciosas promesas hechas a Abraham, que gobernarían y bendecirían a todos los pueblos de la tierra, era algo muerto. La condición de Israel, dispersa en Babilonia, es ilustrada por los huesos secos de la visión.

La mano de Jehová Dios estaba sobre Ezequiel y es lo que produjo la visión. En ella, se le hizo pasar entre huesos secos, de modo que pudiera tener una apreciación completa de la visión. Vio huesos que yacían esparcidos por todo el valle. Estos huesos secos se usan para representar a toda la casa de Israel. En la Providencia Divina, son vistos como una sola nación. Su reencuentro se muestra en Ezequiel 37:15-22, por la unión milagrosa de dos palos en uno, en la mano del profeta. “Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos”.

Jehová ordenó a Ezequiel que profetizara y declarara el mensaje Divino para predecir lo que pasaría bajo la Providencia Divina. El mensaje que declaró fue que Dios tenía el poder y lo usaría para dar vida nuevamente a estas personas que estaban muertas, secos los huesos. Sus esperanzas nacionales revivieron gradualmente y les llevarían a convertirse en un pueblo o nación en su propia tierra. Las esperanzas de la gente, que una vez fueron muertas y estuvieron representados por Dios como enterradas, reciben esperanza con las palabras: “Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío” – Ezequiel 37:12,13.

Como parte de esta imagen simbólica, el profeta muestra el proceso por el cual los huesos secos se juntaron. Él dice que se escucharía “un ruido” y “un temblor” (Ezequiel 37:7). Esto se refiere a la caída de Babilonia y la transferencia del imperio de los medos y persas. Tras esta demostración los huesos se juntaron.

No sólo los huesos se juntan y tienen carne y piel, sino que también reciben el aliento de la vida. Dios les permitiría volver a tener una patria, vivir y prosperar en una gran nación.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba