DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

Lecciones desde el Río Jordán
(Segunda parte)

AGUA DE VIDA

La humanidad no percibe el estado desesperado y perdido que representa el Mar Muerto por la muerte Adámica. En su debido momento, en el tiempo de Dios, él envió a su hijo y trajo esperanza a un mundo muerto. La mayor parte de la vida y ministerio de Jesús fueron desarrollados cerca al mar de Galilea donde realizaba muchos milagros y enseñaba con su predicación. El mar de Galilea era dulce y de agua potable, había abundantes peces y animales, es un cuadro apropiado de la esperanza de vida de todos los hombres con el ministerio y la muerte en sacrificio ofrecida por el Señor Jesús. El río Jordán, especialmente desde Galilea hacia el Mar Muerto, representa a la familia humana actual en su curso hacia la destrucción y muerte. El agua pura de la vida se ha contaminado con el pecado y el error, ha girado hacia una maldición sobre la humanidad y nadie puede evitar sus consecuencias.

Juan, en el Apocalipsis nos asegura que el propósito de Dios de restaurar la vida de la familia humana, será satisfecho a su debido tiempo. “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” – Apocalipsis 22:1,2.

SODOMA Y GOMORRA

En Génesis se registra la batalla de los reyes, cuando muchos de ellos en las naciones circundantes vinieron juntos contra los reyes más prósperos, incluyendo los reyes de Sodoma y Gomorra, cuyas ciudades fueron sitiadas en el “valle de Sidim, que es el Mar Salado” (Génesis 14:3). Cuando Abram oyó que habían tomado cautivo al hijo de su hermano durante una de esas batallas, organizó a sus hombres y decidió ir en búsqueda de su sobrino. Finalmente los alcanzó y derrotó a esos reyes, recobró todos los bienes, también a Lot su pariente, a las mujeres y demás gente, incluyendo las ciudades en el valle de Sidim. En este viaje de retorno pagó diezmos a Melquisedec – Génesis 14:18-20.

Más adelante, en Génesis se registra el derrocamiento de Sodoma y Gomorra por mano de Dios. “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra” (Génesis 19:24,25). El área entera del valle del Jordán, así como los que poblaban esa zona fueron maldecidos por Dios y el lugar que había sido conocido como ‘el jardín del Señor’ se convirtió en ‘el valle de sal’.

El efecto inmediato del juicio de Dios fue bajo la forma de fuego, el cual llovió sobre Sodoma y Gomorra destruyendo personas y ciudades. Dios dejó una maldición perpetua sobre la región, pero no sería suficiente solo por fuego, pues las ciudades habrían podido ser reconstruidas más adelante. Dios determinó que debería existir una desolación constante sobre esta zona, por eso se contaminaron las aguas del Jordán y del Mar Muerto con grandes cantidades de sal y greda.

EL PROFETA ZOFONIAS

Josefo el historiador judío del siglo I, sugirió que allí pueden haberse producido terremotos que acompañaron la destrucción ardiente de Sodoma y Gomorra. En la actualidad los geólogos están encontrando muchas evidencias que esto pudo haber ocurrido. Así se podría explicar las estaciones de primavera que eran ‘saladas’ y que se suscitaron a lo largo de la sección más baja del Jordán. Esto incrementó la contaminación de las aguas en el río dando como resultado millones de metros cúbicos de agua contaminada, sal en alto nivel, aguas venenosas que fluían diariamente del río hacia el Mar Muerto. El profeta de Dios habló, “Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo…” – Sofonías 2:9.

EL PROFETA JEREMIAS

El profeta Jeremías también dice, “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová” – Jeremías17:5-7.

Toda la familia humana es representada en la maldición que vino sobre Sodoma y Gomorra, la verdadera tierra siendo maldecida, no está en la posibilidad de tener vida perpetua, pero son bendecidos quienes confían y esperan en Dios y su Plan Divino. Disfrutemos esta esperanza a través de Cristo que es presentado por su ministerio en el mar de Galilea. A su debido tiempo, esa maldición será levantada por el gobierno futuro del Reino glorioso de Cristo. Entonces las aguas del Jordán, siendo purificadas, presentarán un río nuevo, puro, lleno de vida y que regará toda la tierra. En aquel momento, la humanidad será lavada en las aguas simbólicas de Galilea por el mérito de Nuestro Señor Jesús, será liberada de la muerte y condenación Adámica.

LA CIUDAD DE EN-GADI

Había una ciudad en la orilla occidental del Mar Muerto llamada En-gadi, contemporánea con Sodoma y Gomorra, esto continuó igual por muchas generaciones antes de que la maldición de la sal causara su desolación. Primero se la menciona en Génesis 14:7 con el nombre Hazezontamar. Más adelante, cuando Saúl perseguía a David, él se refugió en las ruinas de En-gadi por el Mar de Sal (1 Samuel 23:28-29). Debido a que En-gadi no fue destruida por fuego al igual que Sodoma y Gomorra, sus ruinas se han preservado mucho mejor. Pruebas en las excavaciones están de acuerdo con el relato de las Escrituras que en el pasado fue una ciudad próspera debido a la fertilidad del suelo a lo largo del Mar Muerto. Esto se muestra en la canción de Salomón, “Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi

Es para mí mi amado” (Cantar de los Cantares 1:14). Esto existía antes de que la maldición de la sal comenzara a tomar efecto en el Valle del Jordán.

Los juicios de Dios sobre Sodoma y Gomorra son un recordatorio y ejemplo vivo de los juicios del Creador sobre la familia humana como resultado de la transgresión en el Edén. Esta destrucción representa la muerte Adámica. Sin embargo, Jesús indicó que concedería a los sodomitas una oportunidad de obtener vida eterna en su reino futuro. “Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad” (Lucas 10:12). La destrucción de Sodoma y Gomorra también se ha utilizado en las Escrituras como advertencia y como un cuadro de los juicios de Dios sobre ciertas naciones e instituciones antes de que se instale el Reino futuro de Cristo.

ADVERTENCIA DE MOISES

Después que Moisés golpeara violentamente la roca dos veces, el Padre Celestial le dijo que como castigo no le sería permitido cruzar el río Jordán para entrar en Canaán (Números 20:10-12). Realizado esto, él moriría en el desierto, Moisés escribió en este libro, una mezcla de advertencias y de instrucciones referentes a la ley, pero también un libro en el cual parecía verter su corazón y alma a su pueblo Israel. Mostró un deseo encarnado por su fidelidad a la Ley de Dios y una ausencia de egoísmo, por el hecho de conocer su muerte. Su única preocupación estaba dirigida a sus hermanos.

Moisés dio una advertencia a Israel al recordarles la importancia de guardar la Ley de Dios. Les mencionó todas las bendiciones que habían recibido de la mano del Señor, cuando Dios había golpeado violentamente a sus enemigos, como les proveyó comida y agua en el desierto, incluso milagrosamente les había preservado su ropa y zapatos. Entonces les advirtió, que no pecaran contra él y contra la Ley, para que no hiciera con ellos lo que había hecho a Sodoma y Gomorra. “Azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira” – Deuteronomio 29:23.

Dios utilizó la desolación de Sodoma y de otras ciudades para explicar que lo mismo sucedería con Israel si abandonaba la Ley. Este texto es una evidencia de las Escrituras que el contenido de sal en el bajo Jordán y el Mar Muerto fueron parte de la maldición que Dios puso sobre Sodoma y Gomorra.

JEREMIAS PROFETIZA CON REFERENCIA AL JORDAN

Dios usó el evento de Sodoma y de Gomorra como ejemplo para entender que a su debido tiempo, destruiría Babilonia, la gran ciudad mística. Este registro se encuentra en los capítulos 50 y 51 de Jeremías. Dios habla literalmente de los juicios contra la antigua Babilonia, mencionando su derrocamiento por los Medos y Persas, pero también habla de un cumplimiento mayor mientras ocurra el derrocamiento de la Babilonia simbólica. Las palabras proféticas de Jeremías dicen, “Como en la destrucción que Dios hizo de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así no morará allí hombre, ni hijo de hombre la habitará” (Jeremías 50:40). En Apocalipsis leemos, “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible” (Apocalipsis 18: 2). Esto indica que Dios, a su debido tiempo, destruirá Babilonia con fuego y azufre simbólicos en el Armagedón, la rociará con sal de desolación perpetua y no se levantará otra vez.

Jeremías continúa mencionando acerca del juicio que se realizará contra Babilonia, “He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán a la morada fortificada; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que yo escoja la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí? ¿y quién me emplazará? ¿o quién será aquel pastor que podrá resistirme?” (Jeremías 50:44). El Apocalipsis identifica a la persona que ha sido elegida para realizar la voluntad del Padre. Leemos, “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” – Apocalipsis 5:5.

EL TESTIMONIO ESPERANZADO DE ISAÍAS

Las palabras proféticas de Isaías están llenas de ánimo, “Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar” – Isaías 11:10,11.

Más adelante, él escribió, “Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto” – Isaías 11:15,16.

El profeta escribió del tiempo en que un descendiente de la raíz de David –del tronco de Isaíse colocará sobre la gente en poder y gloria. En ese momento, él quitará la maldición sobre las aguas del Jordán, así la gente podrá pasar para recibir las bendiciones del Reino. El profeta también habla del camino que será preparado para ser transitado por la gente. Miremos adelante a ese tiempo glorioso que vendrá cuando la gloria del Señor llenará la tierra, los corazones y la mente de toda la gente.

UN CUADRO DE SALVACION

Había cuatro afluentes principales que convergían desde la parte alta del monte Hermón para formar el cuerpo del río Jordán. Esto podría significar la salvación de la iglesia, la gran congregación, los antiguos ilustres, el grupo de personas que son tomados de toda la familia humana. Cada grupo será glorificado desde sus respectivos lugares porque bebieron en el arroyo, el agua pura de vida. Todos ellos han sido levantados por fe desde las aguas contaminadas del Mar Muerto y lavados en las aguas puras de Galilea. Aquellos que en la actualidad se están esforzando para ser parte de la iglesia deben tener sus mentes como el Señor quien los ha levantado de este mundo condenado, los ha comprado y limpiado con su sangre preciosa.

Podemos continuar disfrutando de las palabras maravillosas de vida y tener presente la importancia de ser diligentes en nuestro llamado y elección segura. Estamos viviendo muy cerca al umbral del Reino, el cumplimiento de todas las cosas profetizadas y prometidas en la Santa Palabra de Dios.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba