ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 28 de Febrero

Un Nuevo Espíritu

Versículo Clave: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne”
– Ezequiel 11:19.

Escritura Seleccionada:
Ezequiel 11:14-21.

LA DECLARACIÓN que implica un cambio a un ‘nuevo espíritu’ y un ‘nuevo corazón’ significa que algo está incorrecto en la actual condición humana. La Escritura nos hace reflexionar cuando leemos, “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Adán fue perfecto al ser creado, pero la naturaleza caída de la humanidad y la intensidad de los problemas del mundo han hecho que la gente tenga un carácter débil. Esta condición se muestra en las palabras, “¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso” (Romanos 7:13). Este mismo pensamiento es enfatizado por el apóstol Pablo, “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18). La razón es que la carne caída es débil y nadie puede llevar una vida perfecta en este tiempo. El individuo es obstaculizado por sus propias imperfecciones y por las imperfecciones de sus semejantes, los que están bajo el dominio de Satanás. Más cuando la voluntad se rinde completamente a Dios, él nos da el Espíritu de una mente sana y nos convertimos a su semejanza.

¿Qué envuelve este Espíritu? La palabra ‘Espíritu’ en este texto representa la mente y las cualidades que componen el carácter. Es el Espíritu de Dios, su influencia especial que viene de él y que permitirá a toda la humanidad conocerlo y llamarlo Padre. Durante la presente Edad del Evangelio, una clase especial de engendrados en el Espíritu han sido llamados desde el Pentecostés siendo un privilegio pertenecer a esta clase. Este poder es llamado el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, el Espíritu de la Verdad, el Espíritu de una mente sana y el Espíritu de un hijo de Dios. Los seguidores del Señor Jesús han sido llamados a ser hijos de Dios al tener la oportunidad de cambiar la condición de su corazón y mente. Este cambio de condición en su corazón la encontramos en las palabras, “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” – Mateo 22:37-39.

La Ley de Dios exige no sólo justicia sino también amor. Señala primero un amor supremo para Dios y luego amor para la humanidad. Exige misericordia y amabilidad. “Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo” “Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, Y si tuviere sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, Y Jehová te lo pagará” (Éxodo 23:4,5; Proverbios 25:21,22). Estas Escrituras nos enseñan que este tipo de amor es tan amplio y completo, que la Ley de Dios siempre lo exigirá. Este cambio del carácter tardara mil años para quitar la dureza en los corazones de la humanidad y para hacerlo era necesario un mediador. Los que reciben vida eterna deben lograr esta condición: todos los que vivirán para siempre deben guardar perfectamente su Ley. Podrán hacer esto porque tendrán la oportunidad de ser restaurados a la perfección completa de su cuerpo y mente, a la imagen de Dios.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba