ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 31 de Enero

Una mujer Sunamita ayuda
(Febrero 2009)

Versículo Clave: “Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él”
– 2 Reyes 4:9-10.

Escritura Seleccionada:
2 Reyes 4:8-17.

COMO UN GRAN PROFETA DE ISRAEL, Eliseo realizó numerosos milagros que atestiguaron la gloria y el poder de Dios. “Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer” – 2 Reyes 4:8.

Nuestro versículo clave explica el profundo agradecimiento que esta buena mujer tenía para el hombre piadoso de Dios. Ella le pidió a su marido que le proporcionara un cuarto para el uso de Eliseo siempre que viniera hacia Sunem.

Durante una de sus visitas, Eliseo solicitó por medio de su criado Giezi como podría recompensar su hospitalidad (2 Reyes 4:12,13). La reacción de la mujer reafirmó su generosidad de espíritu. Ella no anhelaba favores especiales y estaba muy contenta con su forma de vivir. Sin embargo, Eliseo continuó en su propósito, observó que la mujer y su marido habían envejecido, pero no tenían ningún hijo. El profeta encontró la oportunidad para recompensar a su benefactora informándole que tendría un hijo (2 Reyes 4:14-16). Esta noticia feliz era difícil de creer para ella, pero en el tiempo designado, la prueba de esta promesa fue confirmada – 2 Reyes 4:17.

Es muy probable que después del nacimiento de su hijo, la madre estuviera muy alegre y sentiría una profunda gratitud hacia Eliseo por esta bendición maravillosa que le fue concedida.

Mientras que el niño crecía, cierto día que estaba en el campo con su padre durante la cosecha del grano, repentinamente se puso mal. Lo llevaron a su casa para que estuviera con su madre, pero murió al mediodía. Sin informarle a su marido que su hijo estaba muerto, ella se dirigió al monte Carmelo para buscar a Eliseo quien observó en ella una angustia profunda. Eliseo fue al hogar de la mujer Sunamita, colocó su cuerpo sobre el niño, oró al Padre Celestial y el niño volvió a la vida – 2 Reyes 4:18-37.

La última porción de esta narración muestra la gran fe de la mujer Sunamita que buscó al profeta en su hora de angustia, asimismo la confianza de Eliseo en el poder de Dios que le permitió despertar al niño del sueño de la muerte.

Este milagro maravilloso fue una ilustración del gran trabajo que se realizaría durante el Reino venidero, porque Jesucristo dio su vida para salvar de la muerte a la humanidad (Juan 5:25). Todos los dolores asociados al pecado serán quitados de la humanidad durante este período venidero de bendiciones prometidas. ¡Que tiempo de júbilo será!

“Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” – Isaías 35:5–10.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba