ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para el 3 de Enero

Parteras temerosas de Dios

Versículo Clave: “Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños”
– Éxodo 1:17.

Escritura Seleccionada:
Éxodo 1:8-21.

ALREDEDOR DE DOSCIENTOS AÑOS pasaron desde el tiempo que Jacob y su familia se viajaron a Egipto guiados por la mano de Dios debido a la fidelidad de José, estableciéndose en la tierra de Gosén. Durante este período, “Los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra” – Éxodo 1:7.

Gozaron de esta existencia pacífica y fructífera hasta que llegó el tiempo cuando, “Se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra” – Éxodo 1:8-10.

El plan del nuevo faraón en su trato con los Israelitas fue ingenioso. Los afligió con duro trabajo manual: recolectando la paja en los campos, usándola en la fabricación de ladrillos hechos de barro y después construyendo las ciudades de almacenaje para el rey (Éxodo 1:11-14). El plan era triple: primero, que no se multipliquen, evitar que se unan en cualquier rebelión contra el reino o que intenten irse a otras tierras; en segundo lugar, al colocar cargas pesadas sobre ellos daría lugar a que sean menos fructíferos y cada vez mantendrían un mayor control sobre su población; tercero, las ciudades construidas aumentarían el poder del faraón, trayéndole el honor y la majestad que él deseaba.

Aunque las ciudades del Faraón fueron construidas, sus otras metas no se materializaron. Más adelante, como resultado de las diez plagas, los Israelitas dejaron la esclavitud y las cargas de Egipto por el poder de Dios. La Escritura también dice, “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel cuanto más los afligieron, más multiplicaron y crecieron” (Éxodo 1:12). El trabajo duro aplicado sobre ellos no afectó que la población de los Israelitas aumentara, el faraón ideó un plan mucho más insidioso para ocuparse de este asunto. Dio órdenes a las parteras de las mujeres hebreas cuando las ayudaran en el nacimiento de cualquier niño israelita, “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva” – Éxodo 1:16.

De nuevo, el plan malvado del faraón fue frustrado. El versículo clave indica que las parteras ‘temieron a Dios’ y salvaron a los niños. El pensamiento apropiado de ‘su temor’ a Dios no fue que le tuvieran miedo, sino reverencia y amor hasta el punto que no podrían violar sus conciencias al cumplir el mandato del faraón, aunque las pusiera en gran peligro. Sabían y estaban concientes que los mandamientos de Dios debían ser obedecidos, no los del hombre, incluso de uno tan poderoso como el faraón.

Esto es una lección para todos los que desean seguir a Dios. En otra parte leemos, “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13). Como resultado de su fidelidad, la Escritura dice que Dios bendijo a las parteras, prosperando sus familias – Éxodo 1:20,21.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba