Los pastores glorifican a Dios

Versículo Clave: “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.”
– Lucas 2:20

Escritura Seleccionada:
Lucas 2:1-20

IMAGINEMOS EL MILAGROSO acontecimiento que acababa de ocurrir en esta noche especial donde los humildes pastores tuvieron el privilegio de presenciar. Se habían reunido por la noche para cuidar sus rebaños en los pastos alrededor de la ciudad de Belén. Un ángel se les apareció como se lee “y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor” (Lucas 2:9). Sus temores iniciales se calmaron cuando escucharon las palabras del mensajero de Dios, “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo” – Lucas 2:10.

El ángel vino a proclamar, “os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lucas 2:11). Este evento sirve como una lección para recordarnos que el miedo es uno de los impulsos más dominante cuando se presenta alguna revelación del Señor. Los hombres se dan cuenta que son imperfectos e instintivamente temen la condena y los problemas. También hoy en día, es una lección para los verdaderos hijos de Dios como lo fue para los ángeles en ese momento, para asegurar al mundo que Dios es más poderoso que todos sus temores. Sólo el verdadero cristiano comprende que “el perfecto amor echa fuera el temor” – 1 Juan 4:18.

Las “buenas nuevas” se refieren al Evangelio, es un buen mensaje, el cual asegura la liberación y bendición de toda la humanidad. En un mejor sentido, se refiere a la seguridad de la venida del reino del Mesías. Será un tiempo de amor del Padre Celestial, “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos de los sordos se abrirán” – Isaías 35:5.

La frase “buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14), es una declaración de los propósitos de Dios e incluyen “los tiempos de la restitución de todas las cosas”. Este tiempo de gran bendición que viene, llegó a nosotros cuando “habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:20,21). Nos damos cuenta que era una profecía del propósito de Dios para llevar a cabo a través del niño recién nacido. Los pasos hacia ello incluirían el nacimiento de Jesús, su muerte en la cruz, su resurrección, ascensión y la selección de la iglesia. El Reino Mesiánico completa la profecía.

Después de la “acogida celestial” que los ángeles les dieron, los pastores con cantos de regocijo y la mente fresca desearon ir a ver este maravilloso evento. (Lucas 2:13-15). Ellos habían reconocido que el mensaje de los ángeles vino de Dios. Ellos, de común acuerdo, quisieron visitar “al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lucas 2:12). Se apresuraron a ir a la ciudad de David y cuando llegaron, contaron emocionados de todas las maravillas que les sucedieron cuando estuvieron con los ángeles. “Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían” – Lucas 2:18.

Es una gran verdad, que fue enviada a través de estos humildes pastores, dignos de confianza, seres humanos que fueron instrumentos honrados en las manos de Dios. Luego regresaron a sus rebaños, completamente seguros de que la simiente prometida realmente había venido como Dios lo había ofrecido.