LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Compromiso de María

Versículo Clave: “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.”
– Lucas 1:46-47

Escritura Seleccionada:
Lucas 1:26-38, 46-55

QUE HERMOSA EXPRESION POETICA de amor y devoción se muestra aquí en la declaración formulada por María. Además, muestra que ella estaba llena de fe y de la alegría del Señor, feliz de ser un instrumento para llevar a cabo su Plan maravilloso.

Recordemos que el principal mensajero que permanece en la corte del Padre Celestial, el ángel Gabriel la visitó y le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28). El hecho de que María fuera honrada por el Señor entre otras mujeres y elegida para ser la madre de Jesús según la carne, podría ser por su nobleza de carácter y su pureza de corazón. Jesús significa Salvador o Libertador, “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” – Mateo 1:21.

El anuncio a María sobre el nacimiento de Jesús, era especialmente importante porque este niño había sido engendrado por el Poder Divino, María era virgen cuando dio a luz. Jesús iba a ser el “Hijo del Altísimo” (Lucas 1:32), cumpliendo así las promesas hechas con respecto al Mesías. Él vino a cumplir la promesa hecha a Abraham: “y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Génesis 28:14). Jesús es la simiente prometida de la casa de David, el heredero legítimo del trono, con la referencia a la dignidad, poder y autoridad del cargo que ejerció. El trono de David es el emblema o símbolo de su reinado. Sirve como un tipo o imagen, del Reino del hijo de David y Señor. También es llamado la “simiente” de Abraham (Gálatas 3:16) y la “simiente” de la mujer – Génesis 3:15.

La narración de la concepción milagrosa de Jesús tiene apoyo en los manuscritos griegos más antiguos, el Sinaítico, el Vaticano, el Alejandrino y en el evangelio de Lucas. El principio de la vida por el cual Jesús fue concebido viene directamente del Padre en los cielos. Por lo tanto, el era “el Santo” (Lucas 1:35), porque fue “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores” (Hebreos 7:26). Fue “santo”, porque su vida no provenía de José, por medio de Adán. Él no estaba contaminado, porque no conoció pecado, mientras que todos los hombres son pecadores (2 Corintios 5:21). Su vida vino directamente desde los cielos (Hebreos 1:5) y aunque humano, estaba libre del pecado de Adán y su castigo. Recordemos también que fue la simiente de la mujer y no la simiente del hombre. Por lo tanto, para rastrear su genealogía hay que remontarse hasta la línea de María al ver que tenía la autoridad plena para asumir el papel de rey. “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” – Lucas 1:32,33.

Fue una gran responsabilidad para María y ella asumió el rol de buena voluntad. La mente de la madre de Jesús, en lugar de ser antagónica a su perfecto desarrollo, cooperó plenamente con el propósito divino. La esperanza de ser la madre bendecida de la “simiente” prometida parece haber llenado el corazón de esta mujer especial con alegría y devoción. “Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación. A los que le temen Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia” – Lucas 1:48-50,54.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba