LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Pacto de Dios con David

Versículo Clave: “Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá; Y con ellos a los levitas, Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías, y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y Joram”
– 1 Crónicas 17:7,8.

Escritura Seleccionada:
1 Crónicas 17:1-27

RECORDAMOS DE NUESTRA ULTIMA LECCION que el arca había sido devuelta por David a Jerusalén y se encontraba en una tienda de campaña. “Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo” (1 Crónicas 17:5). David estaba preocupado por esto, como lo demuestran sus palabras al dirigirse al profeta Natán, “He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas” (1 Crónicas 17:1). Se señala una vez más el amor de David por su Dios y su constante preocupación por preguntar a los profetas acerca de la voluntad del Padre Celestial.

Aunque David era un siervo dedicado, Natán le daría la palabra de Dios y se encargaría de decirle todo lo concerniente a Su voluntad. Le informó que no sería el encargado de construir una casa para Jehová. “Tú no me edificarás casa en que habite” (1 Crónicas 17:4). Esta expresión da la razón, “Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre” (1 Crónicas 28:3). Jehová explicó a través de su profeta que nunca había deseado ni ordenado construir un templo.

Estos eventos fijan la atención en nuestro versículo clave. Como para consolar a David y asegurar que Dios apreciaba sus buenas intenciones, Natán fue el encargado de anunciarle las evidencias del cuidado Divino y la supervisión de los asuntos del rey. David era de una condición humilde, como un pastor que fiel y valientemente se había hecho cargo de su rebaño (1 Samuel 16:11-13). Ahora estaba convertido en un príncipe y líder de su pueblo, conquistando a sus enemigos. “Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo” (Salmo 18:17). Dios le aseguró además que esa bendición seguiría con él hasta que su nombre fuera conocido entre los grandes hombres de la tierra. Su casa continuaría en su dominio a través de Salomón, que sería llamado a construir un templo en Jerusalén. “El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente” – 1 Crónicas 17:12.

Jehová también declaró que una bendición llegaría a Israel. Un día no serían más oprimidos o dispersados por sus enemigos. Esta profecía tuvo un cumplimiento temporal bajo David y Salomón, pero tendría su verdadera realización bajo el reino de nuestro Señor y Salvador, Cristo Jesús.

Uno de los títulos de nuestro Señor es “hijo de David” (Mateo 1:1). Esto estuvo en armonía con las expectativas de todo Israel, que en última instancia el Mesías, la promesa de la semilla de Abraham vendría de la semilla de David y sería un rey eterno. Esta promesa significa “las misericordias fieles de David” – Hechos 13:34.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba