DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

Hijos de Dios

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”
– 1 Juan 3:1.

LOS HIJOS DE DIOS a quienes Juan se dirige en esta escritura son los que han sido bendecidos por Nuestro Padre Celestial, han recibido abundante cuidado amoroso y las provisiones de Su gracia. Tienen una nueva posición en Cristo Jesús y son justificados por su fe en su preciosa sangre que fue derramada por ellos. Como miembros de la familia humana caída, nunca habrían podido alcanzar esta posición por sus propios méritos.

Durante la presente edad del Evangelio, el Padre Celestial ha llamado del mundo de la humanidad, una clase muy especial de cristianos consagrados que participarán en conjunto como herederos con Cristo durante su futuro Reino de justicia que se establecerá sobre la tierra y creemos que está disponible este privilegio. Juan habló más explícitamente de esta maravillosa relación como hijos, cuando escribió: "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro" (1 Juan 3:2,3). Así también Apocalipsis dice: " Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" – Apocalipsis 2:10.

UN SACRIFICIO VIVO

Después de haber sido liberada la sentencia divina de muerte que se impuso a la humanidad a causa de la desobediencia de nuestros padres en el Jardín del Edén, podemos presentamos al Padre en sacrificio vivo. El Apóstol Pablo habló sobre este punto en su carta a los hermanos en Roma, cuando dijo: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional " (Romanos 12:1). En la presentación de nuestra vida consagrada como sacrificio a Dios, debemos estar alerta y mantener un caminar fiel en la vía estrecha de la abnegación que conduce a la vida en el plano espiritual Divino.

UNA RELACION BENDECIDA

Los hijos de Dios son asociados a Cristo de una manera muy especial, en primer lugar a participar en su sufrimiento en nuestra vida actual y luego si somos fieles, compartir su gloria en su Reino futuro como miembros de su iglesia. Si sufrimos con él ahora, también reinaremos con él. (2 Timoteo 2:12). En su primera epístola, Juan íntimamente conecta a los hijos de Dios con el Padre Celestial y su Hijo Jesucristo. En referencia a esta maravillosa relación con nuestro amado Señor, comienza su primera carta diciendo: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo" (1 Juan 1-3). Jesús es la" Palabra de vida "que había estado con el Padre como su Hijo Unigénito y fue manifestado a nosotros. Podemos tener comunión con él, el Padre Celestial y los demás hijos de Dios.

NO MÁS OSCURIDAD

Juan escribió sobre esta relación maravillosa, "Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado " – 1 Juan 1:5-7 .

Durante el tiempo del ministerio terrenal de nuestro Señor Jesús, algunos lo interrogaron cuando les proclamó acerca de la importancia de estar en la luz de la Verdad. El apóstol escribió al respecto y leemos: "Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12). Es esencial que seamos iluminados sobre el mensaje de la Verdad. Tenemos que caminar en la luz con los que también caminan en la luz y compartir esta bendita comunión con los demás.

APRENDIENDO LA OBEDIENCIA

En la respuesta de Samuel a Saúl acerca de la intención del rey a ofrecer sacrificios a Dios, se presenta una lección importante y fundamental en relación con lo que es agradable al Padre Celestial. "Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros " – 1 Samuel 15:22.

En relación con el sacerdocio de Cristo en la tierra muchos siglos después el Apóstol Pablo dijo, " Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados" (Hebreos 5:1). En su carta a los hermanos hebreos, también habló de Jesús, su gran amor por su Padre y su deseo de llevar una vida de sacrificio en obediencia. Aunque vivió una vida perfecta, como todos sabemos, sin embargo se le permitió ser probado por el gran adversario para demostrar su fidelidad. El apóstol explicó, "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15). En cuanto a la relación de Jesús con el Padre, Pablo señaló: "Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia" – Hebreos 5:8.

Lucas relata las palabras de Jesús cuando él explicó: "Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" – Lucas 9:22,23.

UN NUEVO MANDAMIENTO

También leemos: "Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra" (1 Juan 2:8). "Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado" – 1 Juan 3:23,24.

El apóstol dice que a causa de la verdadera Luz de la Verdad que ahora compartimos, también se nos ha dado un “nuevo mandamiento” el amor. El poder del amor no puede ser sobrestimado. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él" – Juan 3:16-17.

CAMINANDO EN AMOR

Podemos mostrar nuestra devoción amorosa a Dios en los actos de bondad y generosidad hacia los demás, cuando lo hacemos a menudo encontramos que el amor engendra amor. Se ha dicho que otros de similar fe que se han consagrado como seguidores de nuestro Señor Jesucristo pueden ser identificados por sus expresiones de amor. Esto es el resultado de su conocimiento y aprecio al Padre Celestial, de caminar con el Señor Jesús en la luz. Dios es amor y los hijos de Dios también caminarán en amor.

El Apóstol Pablo habló acerca de los seguidores de Jesús, quienes expresan el amor del Padre Celestial, el deseo de conocerlo y servirlo. Puntualizó nuevamente lo escrito en otra oportunidad del Antiguo Testamento: "Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9, Isaías 64:4). Pablo puso su vida en sacrificio al Padre, como una expresión de su gran amor y las palabras no pueden describir adecuadamente las bendiciones que recibió por su dedicación.

AFLICCIONES CAMINANDO EN LA LUZ

Pablo explicó a los hermanos de Corinto, "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" – 2 Corintios 4:17,18.

Que posición de privilegio y responsabilidad en que nos encontramos, como los que han sido llamados de las tinieblas a la luz gloriosa de la Verdad. Hemos sido bendecidos con el conocimiento y la comprensión que no sólo nos permite explicar el presente, sino en cierta medida entender el futuro, el Plan y propósito del Padre Celestial. Por eso ofrecemos nuestro agradecimiento y devoción amorosa.

MUCHOS HIJOS

En cuanto a la fidelidad del hijo de Dios, leemos: "Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos " (Hebreos 2:7). La realización de este maravilloso llamado en Cristo Jesús se pone en perspectiva cuando Pablo explicó: "Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos" – Hebreos 2:10.

Nuestra maravillosa relación a esta familia celestial se enfatiza aún más cuando el Apóstol escribió: "Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré. Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio" – Hebreos 2:11-13.

LA CASA DE LOS HIJOS

Nos sentimos alentados por las palabras de Pablo que fueron escritas a los hermanos en Roma, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos" (Romanos 8:28,29). "Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza" – Hebreos 3:6



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba