LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL |
Hablando con Prudencia
Versículo Clave: “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” Escritura Seleccionada: |
ALGUNOS CRISTIANO TIENEN UN fuerte deseo de instruir a otros acerca de la Palabra de Dios. Los seleccionados para llevar a cabo esta función no sólo deben ser aptos para enseñar, sino que también tener excelentes cualidades de carácter – Santiago 3:1.
Dado que es imposible no incurrir en un error de expresión y por lo tanto, ofender a los demás, los cristianos necesitan controlar sus lenguas de modo que su influencia para el bien pueda ser evidente – Santiago 3:2-4.
“He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno (Gehena)” – Santiago 3:3-6.
“Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios” – Santiago 3:7-9.
Nuestro versículo clave contrasta por un lado, la inconsistencia de la utilización de nuestra lengua para alabanza y la oración, al mismo tiempo su utilización para el mal uso y la calumnia. Esta contradicción debe ser superada si el creyente desarrolla la pureza de carácter que le hará aceptable a Dios.
El apóstol Santiago amplía este punto explicando la imposibilidad de que una fuente pueda dar simultáneamente agua dulce y amarga. Del mismo modo, tampoco puede una higuera producir aceitunas y una vid producir higos, asimismo ninguna fuente ofrece agua salada y agua dulce al mismo tiempo – Santiago 3:11,12.
La sabiduría de Dios es “primeramente pura” y no adulterada por doctrinas de hombres. Proporciona paz en la mente bajo la influencia del Espíritu Santo. Otras características de la sabiduría Divina son descritas como “amables y benignas, fáciles de ser aceptadas, llenas de misericordia y buenos frutos, sin incertidumbre y sin hipocresía”. Los creyentes que han aprendido a controlar sus lenguas entienden que ésta transformación es influenciada por la sabiduría de Dios que dirige sus vidas – Santiago 3:13-18.
Es una vida de frutos relacionada al desarrollo de la gracia del Espíritu Santo, enumeradas por el Apóstol Pedro: “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 Pedro 1:5-7). Los que aplican fielmente estas cualidades en su caminar cristiano tienen motivos para tener una gran esperanza en su vida terrenal. “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente” – 2 Pedro 1:10-12.