LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Llamados para regocijarse

Versículo clave: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”
—Lucas 2:11

Escritura seleccionada:
Lucas 2:1-20

CUANDO LEEMOS ESTOS VERSICULOS FAMILIARES deberían alegrarse nuestros corazones. La profecía anunciando el nacimiento del Mesías en la ciudad de Belén ya se había cumplido. “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (Miqueas 5:2). El Padre Celestial escogió esta ciudad debido a que era un lugar importante, la “ciudad de David”, del amado rey de Israel. Siendo la principal ciudad de Judea, donde muchos niños hubieran querido nacer, Jesús lo hizo en un lugar tan humilde. Debido a las condiciones de hacinamiento causado por tantas personas que vinieron a empadronarse, Jesús nació en un establo (Lucas 2:1-5). En tan precarias condiciones, este querido Hijo de Dios empezó su misión como Salvador del mundo.

El nacimiento de nuestro Señor Jesús, para ser bien entendido, debe ser considerado desde la perspectiva que se trataba de un regalo de Dios. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). El mundo entero fue amado por Dios, siendo salvado por la vida y el sacrificio de Jesús. A través del Plan del Padre, este niño fue engendrado por el Espíritu Santo para que fuera libre de pecado y así pagar el precio por Adán y su raza. Haría posible que todos los que se perdieron puedan ser redimidos. La vida eterna, el compañerismo con Dios y su Hijo, el cumplimiento de todo lo correcto tanto sobre el cielo como la tierra estaban garantizados. Como los efectos del pecado de Adán son heredados en su descendencia, los resultados de la vida obediente de Cristo alcanzan a todos los que creen en él.

Cuando nos fijamos en el mensaje de los ángeles a los pastores que se encontraban en las cercanías de Belén, debemos tener en cuenta que el anuncio se dio a quienes fueron humildes y dignos de confianza. El mensaje de buenas nuevas fue inspirado en armonía con la promesa que Dios hizo a Abraham (Génesis 28:14). Sin embargo, los “que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño, tuvieron temor” (Lucas 2:8,9). Esto muestra que la humanidad en general no considera a Dios como un ser amable y amoroso, muchos le tienen temor. Pero el Dios de toda gracia, es un Dios de amor y “Padre de misericordias” (2 Corintios 1:3). Los ángeles anunciaron a los pastores, “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo” (Lucas 2:10). El orden de como fueron dados los mensajes esa noche es importante. Primero ‘buenas nuevas’, luego ‘gran gozo’ y después compartido “a todas las personas”. El mensaje declaró que un Salvador había nacido, el ungido, el Señor. El Padre fue cuidadoso al declarar que él envío a su Hijo unigénito, para ser el Redentor de la humanidad, “con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” – Romanos 3:26.

Se escuchó un gran coro o respuesta angelical al mensaje que el ángel había dado. Las huestes celestiales cantaron: “¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14). Esta fue una declaración de la maravillosa naturaleza y poder de Dios en relación con la labor de este niño que había nacido, quien traería gloria y honor a su Padre por siempre.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba