LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Llamado para Proclamar

Versículo clave: “Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios”
—Lucas 1:64

Escritura seleccionada:
Lucas 1:57-80

DESDE EL MOMENTO CUANDO LE FUE dada la promesa de un hijo a Zacarías, hasta su cumplimiento (Lucas 1:64), no pudo hablar debido a su duda sobre la palabra de Dios anunciada por el ángel. Su fe estaba siendo probada, debe haber sido firme y sostenida durante los nueve meses del embarazo de su esposa Elizabeth, sin poder hablar. Difícil debido a su oficio como sacerdote por los años de servicio en el Templo del Señor.

Elizabeth había dado a luz en respuesta a su oración. Fue un regalo de Dios debido a la disposición de su amoroso corazón. Es evidente que en los corazones de los padres de Juan, la preparación para su ministerio comenzó antes que él naciera. Amigos y parientes se alegraron por el evento, dando cuenta que “Dios había engrandecido para con ella su misericordia” (Lucas 1:58). Esta alegría también fue proclamada por Gabriel, cuando le había dicho las palabras, “porque será grande delante de Dios” – Lucas 1:15.

Juan el Bautista nació en armonía con el mensaje. En el octavo día, fue circuncidado y sería llamado así. Los familiares les animaron a utilizar el nombre de su padre, llamándolo Zacarías. Su madre respondió a la gente diciendo: “No; se llamará Juan” (Lucas 1:60). También leemos de Zacarías: “Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron” (Lucas 1:62,63). Inmediatamente su boca se abrió y fue capaz de hablar. Una vez más su fe le había ayudado. Había ganado una victoria sobre sus dudas y que culminó con el nombre que fue designado por Dios para su hijo. El nombre ‘Juan’ tiene un hermoso significado ‘el favorecido de Dios’. Juan el Bautista ha sido a menudo referido como el precursor de Cristo, llamado para preparar el camino de su gran trabajo. Juan llevaría el conocimiento de la salvación a todo el pueblo de Dios. Su misión fue declarada por Isaías quien se refiere a él como, “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová” – Isaías 40:3-5.

Como hombre, Juan fue especial porque el único objetivo en su vida era ser el mensajero de Dios, proclamar a su ungido y preparar al pueblo en las difíciles experiencias que vendrían como cumplimiento de la profecía. Malaquías había declarado que estos juicios llegarían después de la revelación del Mesías, “Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia” (Malaquías 3:3). Es por esta razón que Juan en su ministerio, declaró: “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2). “Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados” (Lucas 3:3). Arrepentimiento, reformas personales y estar preparado para participar en ese reino.

Otro ejemplo de la importancia del nacimiento de Juan se encuentra en las palabras pronunciadas por Zacarías, al ser lleno del Espíritu Santo, “Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo” (Lucas 1:68). La alabanza es dada a Dios primero, agradeciéndole su gran bendición que con el tiempo sería repartida a todo su pueblo para redimirlos del pecado y muerte. El primer paso hacia la liberación de Israel había sido tomado.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba