LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Dios acusa a Israel

Versículo clave: “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra”
—Oseas 4:1

Escritura seleccionada:
Oseas 4:1-4; 7:1,2;
12:7-9; 14:1-3

EMPEZANDO EL AÑO 931 A.C., bajo Jeroboam, su primer rey, diez tribus de Israel, después de haberse separado de las dos tribus de Judá y Benjamín, empezaron una larga historia de maldad como reino de Israel. “En el año treinta y ocho de Azarías rey de Judá, reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre Israel seis meses. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como habían hecho sus padres; no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel” – 2 Reyes 15:8,9.

En los días de Oseas, aproximadamente 200 años después de Jeroboam, Israel se inclinó al caos moral. La idolatría, las intrigas y los asesinatos se convirtieron en algo normal. “Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden” (Oseas 4:2). Sumado a estas prácticas pecaminosas, Israel fue engañado con la creencia de que a pesar de todo, continuarían siendo justos a los ojos de Dios debido a su relación con Abraham, Isaac y Jacob. Por lo tanto, esto hizo que Israel deshonrara a Dios y manifestara su corrompida percepción de la justicia. Inevitablemente, Dios, por medio del profeta Oseas, declaró su ‘controversia’, su diferente percepción de Israel, quien posteriormente fue acusado formalmente. “Y no consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad; ahora les rodearán sus obras; delante de mí están” (Oseas 7:2). Presionando en contra de Israel como un abogado lo haría en el tribunal, Oseas compara al reino de las diez tribus como un hipócrita engañado, un comerciante moralista en sí mismo, quien en la creencia de que es desapercibido por Dios, manipula la ética en el comercio para enriquecerse a sí mismo defraudando a sus clientes, al mismo tiempo que supone aún continúa en la gracia de Dios. “Mercader que tiene en su mano peso falso, amador de opresión, Efraín dijo: Ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni pecado en todos mis trabajos. Pero yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; aún te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta” – Oseas 12:7-9.

Habiendo terminado la paciente tolerancia de Dios, la nación se vio expuesta a las consecuencias Divinas. Aun cuando todo el peso de la justicia Divina cayó sobre Israel, Oseas invoca a Israel para que entiendan el hecho de que su única esperanza reside en el arrepentimiento y el recordar las palabras de Dios, volviendo al Creador en adoración sincera. Su alianza con la poderosa Asiría no podría salvar a Israel de las consecuencias y de la acusación de Dios, ni podrían hacerlo los ídolos de Israel. “Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios. No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia” (Oseas 14:1-3). Israel no podría evitar, por su hipocresía, su percepción corrupta de Dios y su perversión de las sagradas leyes, que fueran condenados por los mismos principios de la justicia Divina que ellos habían ignorado, olvidado y negado por tanto tiempo.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba