LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Comprometidos con la Justicia

Versículo clave: “Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo”
—Amós 5:24

Escritura seleccionada:
Amós 5:10-15, 21-24; 8:4-12

EN EL MONTE SINAI LOS ISRAELITAS acordaron por unanimidad observar y obedecer todos los estatutos de la Ley Perfecta de Dios. “Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén” (Deuteronomio 27:26). El pueblo transgredió sistemáticamente ese acuerdo, aun así Dios ejerció gran paciencia. Lamentablemente, Israel confundió la paciencia de Dios como la falta de compromiso Divino con la justicia. “Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy” (2 Reyes 13:23). La frase ‘hasta hoy’ implica que los israelitas continuaron deshonrando a Dios, subestimando su compromiso con la justicia y la fidelidad demostrada por Abraham, Isaac y Jacob hacia Dios. No significaba estar protegidos indefinidamente para ser juzgados, condenados, abandonados y destruidos.

Inevitablemente, la justicia Divina fue pronunciada sobre el pueblo de Israel no arrepentido. Dios predice las funestas consecuencias para ese pueblo en forma de un largo lamento por medio del profeta Amós, un lamento caracterizado en los siguientes versículos: “Oíd esta palabra que yo levanto para lamentación sobre vosotros, casa de Israel. Cayó la virgen de Israel, y no podrá levantarse ya más; fue dejada sobre su tierra, no hay quien la levante Por tanto, así ha dicho Jehová, Dios de los ejércitos: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay!, y al labrador llamarán a lloro, y a endecha a los que sepan endechar” – Amós 5:1,2,16.

Por esto fue juzgado Israel. Dios llamó a ese juicio “corren como aguas”. En consecuencia, Israel siguió su curso a través de más de siete siglos de historia, en sentido figurado llegaron a convertirse en una ‘poderosa oleada’, que señalaba cada vez más cerca el día de su cumplimiento en justicia. Cuando ese día llegó, el juicio de Dios, fue pronunciado en detalle tiempo atrás por Amós, como una abrumadora inundación sobre Israel. “Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras. ¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto. Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro” (Amós 8:7-9). La predicción detallada del temblor de la tierra y la oscuridad al mediodía se cumplió el día que Cristo Jesús murió en la cruz en el Calvario. “Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena [3 p.m.]” (Mateo 27:45). Cuando Jesús expiró: “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron” – Mateo 27:51.

De este modo el compromiso absoluto que hizo Dios con la justicia, empieza su plena expresión, culminando más tarde con el abandono de Israel (Mateo 23:37,38). Todo acceso al tribunal Divino, a través de Moisés, la Ley y su pacto, se dio por terminado. Posteriormente, judíos y gentiles por igual deben llegar a Dios a través de Jesucristo. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Los que persisten en buscar acceso a Dios por otros medios no lo encontrarán.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba