LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Jesús ofrece Perdón

Versículo clave: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”
—2 de Crónicas 7:14

Escritura seleccionada:
Lucas 7:36-50

ERA DIFÍCIL PARA LOS FARISEOS en los días de Jesús apreciar el espíritu de perdón. Su completa actitud es muy bien indicada por Jesús en su ilustración de las dos personas a quienes fueron perdonadas sus deudas, a uno quinientos denarios y a otro cincuenta. El fariseo, en cuya casa Jesús estaba cenando, fue incapaz de comprender este espíritu de perdón y generosidad. La práctica constante de los Fariseos en aquel tiempo era poner cargas pesadas sobre la gente, aparentemente sin la consideración de su capacidad de pago. Pero esta no era la actitud de Jesús.

Para ser digno de perdón el pueblo del Señor no sólo debe desearlo, sino también tener un corazón apropiado para recibirlo y apreciarlo. Entonces las condiciones relacionadas con el perdón, son maravillosamente puestas con evidencia en nuestro Versículo Clave: ‘Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado’. Esto muestra que la aplicación del texto es al pueblo del Señor; aquellos quienes son llamados por su nombre. En la presente edad, estos son los seguidores fieles del Maestro.

Desde entonces, por naturaleza, todos nosotros somos miembros de una raza pecaminosa y caída, con frecuencia hacemos aquellas cosas que hacen que tengamos la necesidad del perdón. Para obtenerlo debemos humillarnos reconociendo nuestra necesidad. Si somos orgullosos y creemos que no necesitamos la misericordia de Dios, su gracia no será extendida hacia nosotros.

Otra condición para el perdón, según nuestro Versículo Clave, es que oremos. El Señor ha hecho una maravillosa provisión a través de Cristo por quien nosotros podemos acercarnos a él, en la oración que busca el perdón. Pablo habla de esto como acercándonos “al trono de gracia”. Citamos: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” – Hebreos 4:16.

Nuestro Versículo Clave también enfatiza que debemos buscar ‘el rostro’ de nuestro Padre Celestial para obtener su gracia y perdón. Sugiere uno de los caminos en el cual debemos buscar: Que dejemos de lado nuestros malos caminos los cuales hicieron que el Padre ocultara su rostro de nosotros. Si buscamos el rostro del Señor por medio de la oración y seriamente procuramos controlar nuestras imperfecciones, disfrutaremos de su gracia y compañerismo en todo tiempo.

El Señor tenía ‘un pueblo para su nombre’ en tiempos antiguos y como hemos visto, él también tiene un pueblo para su nombre en la actualidad. Agradecemos a Dios que la provisión también ha sido hecha en su plan de salvación para tener un pueblo para su nombre en los años venideros. Sin embargo, serán tratados sobre una base diferente, ya que sobre las condiciones de obediencia serán restaurados a la perfección humana. Leemos de aquel tiempo: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” – Apocalipsis 21:3,4.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba