LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Llamado a Resistir

Versículo clave: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”
—Apocalipsis 14:12

Escritura seleccionada:
Apocalipsis 14:6-13

UNO DE LOS PRIVILEGIOS que los miembros integrantes de la Iglesia tienen actualmente es predicar las buenas nuevas. Apocalipsis 14, versículo 6, habla de un “ángel” o mensajero como: “teniendo el evangelio eterno para predicarles a los que moran sobre la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Todos aquellos que se esfuerzan en seguir a Cristo tienen participación en la proclamación del mensaje del Evangelio. Este sería el caso cuando fue profetizado por el mismo Jesús, al decir: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

En Apocalipsis 14, versículo 7, Juan nos dice que nuestro mensaje a los demás debería ser: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Dios debe ser el centro de toda nuestra predicación, no nosotros mismos, nuestras ideas, pensamientos y caminos, sino solo nuestro Padre Celestial. En segundo lugar, deberíamos predicar a Jesús, el único que ejerció el poder de Dios, su Padre, para crear los cielos, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas, “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” Juan 1:3

Juan más adelante nos recuerda que no sólo es importante que prediquemos el mensaje del Evangelio, sino que también debemos vivirlo cada día de nuestra vida. Nuestro versículo clave indica que para hacerlo se requiere paciencia, constancia y perseverar guardando los mandamientos, porque el camino es a veces duro, las pruebas y las dificultades severas. Se menciona que para ser exitoso en esta larga vida de trabajo, dos cosas deben ocurrir:

Primero, debemos guardar los mandamientos de Dios. Es decir debemos ser obedientes a los preceptos y estatutos que a través de las Escrituras, él ha colocado delante de nosotros. La obediencia es la última prueba de lealtad y nuestro carácter debe ser encontrado en ese estado si vamos a ser considerados fieles y dignos de la corona de vida.

Segundo, también debemos guardar la fe de Jesús. ¿Qué se propone con esto? Significa que debemos tener la misma clase de fe que Jesús tenía. Su fe era tal que hasta en las circunstancias más difíciles, él podía decir: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Jesús tenía una fe que estaba basada en un entendimiento correcto de los planes y propósitos de Dios. Nuestra fe, también, debe ser construida sobre la verdad en la Palabra de Dios, no sobre el razonamiento de humanos, credos o teorías.

Nuestra lección concluye con la declaración acerca de los que fielmente completan el trabajo antes descrito. “Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13). Aunque ellos experimentarán la muerte, aún esto será una bendición, ya que serán resucitados y tendrán el privilegio de colaborar con Jesús en la etapa celestial del reino para bendecir a todas las familias de la tierra (Génesis 28:14). Ellos descansarán o cesarán de sus trabajos terrenales como lo indica el versículo, pero sus obras ‘los seguirán’ después de su resurrección, ya que entonces ellos tendrán parte en el gran trabajo de bendecir a la humanidad. Estos fieles, pacientes, resistentes, son mencionados así: “vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad” Romanos 2:7.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba