LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Victoria Sobre la Muerte

Versículo clave: “Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él”
—Romanos 6:9

Escritura seleccionada:
Juan 20:1-10;
Romanos 6:1-14

EL PUNTO PRINCIPAL DE ESTA lección se centra alrededor del acontecimiento más importante en toda la historia humana, la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Esto fue en cumplimiento de la profecía escrita muchos siglos antes por el salmista, quien escribió: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción” Salmos 16:10

Que escena tan tierna que debe haber sido ese domingo por la mañana cuando María Magdalena, y las otras mujeres, fueron temprano para untar el cuerpo de Jesús con las especias y ungüentos que habían preparado. Marcos dice: “Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle” Marcos 16:1

Sin embargo, ellas apenas estuvieron preparadas para los acontecimientos asombrosos que estaban a punto de atestiguar. Mateo nos dice: “Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Más el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor” (Mateo 28:2-6). Las mujeres habían pasado por alto el hecho que una gran piedra bloquearía su entrada al sepulcro, y que ellas no podrían untar el cuerpo de Jesús. En la providencia del amor de Dios aprendemos que él había enviado a un ángel para quitar el obstáculo.

Mucho más dramáticas eran las noticias del ángel a las mujeres, que Jesús no estaba en la tumba, porque él había resucitado de entre los muertos, y ahora era un ser espiritual poderoso. Hubo mucho entusiasmo cuando las mujeres fueron apresuradas a decir a los discípulos lo que había ocurrido, y dos de ellos fueron corriendo juntos al sepulcro. En su evangelio, Juan dice: “Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte” (Juan 20:6,7). Esta escena asombrosa fue realmente la evidencia de la resurrección de Jesús.

La segunda parte de nuestra lectura bíblica la encontramos en la epístola de Pablo a los Romanos, en el capítulo 6. Él explica que los que consagran sus vidas a Dios son así bautizados en la muerte de Jesús. Llegamos a ser “enterrados con él” en su muerte y ahora caminamos con él en “la vida nueva” (Romanos 6:3,4). Más adelante, él dice. “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado” vss. 5-7.

A los hijos de Dios es dada la oportunidad de sacrificar sus vidas carnales, y estar muertos con Jesús. “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él” (vss. 8,9). Ahora, vivimos para Dios con la magnífica perspectiva de vivir como seres espirituales para compartir con nuestro Señor Jesús el trabajo de restauración de la siguiente edad.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba