DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

El Regalo Indecible de Dios

EL APÓSTOL PABLO, cuando escribe a los hermanos en Corinto acerca de su privilegio de proporcionar ayuda material a sus hermanos de menores recursos económicos en Judea, culmina sus comentarios declarando: “Gracias a Dios por su don inefable” (II Corintios 9:15). Dios continuamente concede sus beneficios sobre sus criaturas humanas, sea dignas o indignas. Jesús dijo acerca de su Padre Celestial: “Que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” Mateo 5:45.

En Jesús tenemos el más grande de los regalos de Dios. Ningún miembro de la raza caída es digno de este regalo, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Aunque indigno, realmente tenemos el privilegio de aceptar este regalo ‘indecible’ o indescriptible. Por aceptar este regalo, recibimos la vida y todas las alegrías que lo acompañan. Este simple hecho es declarado en la Biblia: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16. Es apropiado cuando recibimos un regalo examinarlo para poder apreciar su valor, y así efusivamente dar gracias al dador.

¿No deberíamos también nosotros examinar el más grande regalo que nos ha dado Dios? Realmente, lo mejor que aprendemos al conocer a Dios ‘el regalo indecible’, lo más que lo apreciaremos y el mayor esfuerzo que pondremos para parecernos a él.

Jesús proféticamente es descrito como el Único “totalmente hermoso” (Cantar de los Cantares 5:16) No hubo nada menos hermoso acerca de Jesús. Dependiendo según nuestras propias inclinaciones, podemos ver y apreciar en Jesús los rasgos loables de carácter y pensar de él casi completamente desde esos puntos de vista limitados. Si somos de una disposición pacífica y apacible, es probable que sobre todo ello admiramos en Jesús su bondad y gentileza; si por naturaleza somos combativos, notaremos semejanzas con los escribas y fariseos.

Jesús era de verdad apacible y amable. “Las palabras de gracia” que salían de sus labios deben haber emocionado los corazones de muchos que lo oyeron (Lucas 4:22). Él era también valiente cuando refutaba las falsas enseñanzas “de los guías ciegos” de ese entonces (Mateo 23:16). Estando en la capacidad de leer los corazones de aquellos con quienes tenía contacto, no vaciló en exponer la hipocresía en cualquier parte donde él se encontrara. Donde no había ninguna intención voluntariosa, Jesús .estaba listo a extender misericordia a los que erraban. Él era ‘totalmente amoroso’ y lo más que podemos ver de su expresión de amor debería ser nuestra apreciación del regalo indecible de Dios.

Uno de los rasgos amorosos de la perfección de Jesús era su devoción firme al Padre Celestial. Esto siempre era verdadero en él, hasta en su existencia prehumana. Hablando por el profeta acerca de su Creador, el Padre Celestial, el Verbo dice: “Con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo” Proverbios 8:30. Cuando el Verbo fue: “hecho carne” (Juan 1:14), esperando hasta que él alcanzara la madurez bajo La Ley, él buscó a los doctores de La Ley en el Templo para hacer preguntas y razonar con ellos. Regañado por su madre por abandonar a sus padres, Jesús contestó: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabías que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Lucas 2:49

Él probablemente aprendió de sus mayores en el Templo que de acuerdo a La Ley, él no tenía derecho a tener cualquier ministerio especial de Dios hasta que cumpliera los treinta años. Cuando él tuvo treinta años, inmediatamente fue a Juan Bautista en el río Jordán para ser bautizado. El sentimiento de un corazón fiel en Jesús en aquella época fue expresado por David: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” Salmos 40:8.

“HERMOSO” EN LA ORACION

Algunos gustan pensar en Jesús casi exclusivamente desde el punto de vista de su vida de oración. Él realmente disfrutaba conversar con su Padre Celestial en oración. En su oración al lado de la tumba de Lázaro, Jesús dijo a su Padre: “Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me enviaste” (Juan 11:42). Jesús sabía que en cada situación de su vida de sacrificio él necesitaba la dirección y la fuerza que él podría obtener sólo por la comunión con su Padre Celestial. ¡El estaba seguro que el oído de su Padre siempre estaba atento para escucharle cada palabra de agradecimiento y toda demanda de ayuda. ¡Qué delicia debe haber experimentado Jesús por medio de la oración!.

Con frecuencia, la oración es considerada como una necesidad que tenemos de ir a Dios en los momentos de angustia y problemas. Y seguramente cada cristiano buscará la ayuda del Padre Celestial y se sentirá consolado. Sin embargo, en realidad necesitamos la ayuda del Señor cuando las circunstancias de la vida son favorables, y cuando también son calamitosas. ¿Va todo bien con usted? ¿Es popular entre sus amigos, y por lo que usted sabe, no tiene ningún enemigo? Si es así, usted tiene que ir al trono de gracia divina a pedir a su Padre Celestial que le ayude a comprender su necesidad de estar en comunión permanente con El.

Jesús lo entendió así. Seguramente él debe haberse colocado en una luz muy favorable ante aquella multitud a quienes por un milagro, él los alimentaría con panes y pescados. En total habían alrededor de “cinco mil hombres, si contar las mujeres y niños” ¿Qué hizo Jesús? El relato dice: “Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte” Mateo 14:21,23.

No conocemos la naturaleza de esta oración. En este momento Jesús estaba pasando por momentos de popularidad. Cuando fue tentado por Satanás para usar su poder dado por Dios de convertir las piedras en pan para satisfacer su propia hambre, él rechazó hacerlo. Ahora él había usado ese poder de crear alimento para la multitud. ¿Podría la apreciación de la multitud a su oración cambiar la decisión de su propio sacrificio? Estos pensamientos pueden haber pasado por su mente. En cualquier circunstancia, en el tiempo, él comprendió la necesidad de conversar con su Padre.

POR DIRECCIÓN

La vida de oración de Jesús capta nuevamente nuestra atención en conexión con la selección de sus apóstoles. Leemos: “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles” Lucas 6:12,13

Jesús era confidente con su Padre, en la respuesta a la oración, El lo guió en la selección de sus apóstoles. Más tarde, en otra oración, él se refirió a sus seguidores que el Padre le había dado (Juan 17:6). ¡Qué ejemplo amoroso en la forma de creer y de confiar! Cuan cierto es que Judas estaba entre los que el Padre le había dado, Jesús no hizo ninguna excepción. De vez en cuando podemos buscar la dirección del Señor, y aún, si nuestras experiencias no son como nosotros hubiésemos querido, podríamos estar inclinados a dudar. Pero él que era enteramente amoroso, tenía su confianza en la sabiduría del Padre y en su capacidad de dirigir.

Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y la revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó” (Mateo 11:25,26). Aquí otra vez encontramos a Jesús completamente en armonía con el juicio de su Padre. Desde el punto de vista humano, Jesús puede haber preferido la amistad y la cooperación de la élite de sus días, los escribas y fariseos, los doctores de La Ley y otros profesionales de la sociedad judía. Pero como el Padre no reveló esta Verdad a ellos, estaban en una posición contraria a él.

Aquellos a quien el Padre realmente reveló los misterios del reino de los cielos, fueron principalmente, los incultos, los pescadores, publicanos y pecadores. (Mateo 13:11), (Marcos 4:11), los mismos que llegaron a ser sus seguidores y amigos. Pero ellos eran la gente simple, honesta en el fondo, y apreciativos del mensaje. El los amó y agradeció a su Padre por escogerlos.

(La segunda parte de este artículo se publicará en el número de Mayo-Junio 2007)



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba