LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Viviendo con la Tragedia

Versículo clave: “Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella”
—Job 1:7

Escritura seleccionada:
Job 1-3

JOB ERA UN HOMBRE INTEGRO que tuvo alta estima de sus semejantes. Satanás acuso a Job ante Dios, afirmando que la lealtad de este hombre rico estaba basada en su propio interés, y si Dios quitaba las bendiciones, Job maldeciría a Dios.

Cuando la tragedia ocurre, algunas personas concluyen que sería mejor morir que vivir. Dios permitió a Satanás tomar su salud y riquezas, pero no su vida. Preguntamos: ¿qué puede ayudarnos a sobrellevar la tragedia cuando se nos presenta? Estas lecciones de Job implican que el deseo de terminar el dolor es una reacción básica humana, aunque la muerte no es realmente la respuesta.

Dios dio permiso a Satanás de trastocar la riqueza de Job, pero él no debía tocarlo físicamente “Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová” (Job 1:12). Job sufrió cuando recibió la primera de las cuatro pruebas; pero se consoló adorando a Dios y meditando que él vino al mundo con nada y de igual manera se iría con nada. El permaneció fiel a pesar de los deseos de su esposa para maldecir a Dios y morir, pero Job no pecó.

Le fue permitido a Satanás traer calamidad sobre Job y sus siervos, sus manadas de animales fueron destruidas y sus hijos murieron por desastres naturales. Primero, él fue atacado con una sarna maligna. Su esposa, pensando que Dios había retirado el favor de su marido lo incitaba a que quiebre su integridad. A pesar de todas estas desgracias, Job mantuvo su integridad ante Dios. Él demostró que es posible servir a Dios sin recibir recompensa material a pesar de la gran pérdida y el dolor intenso.

Cuando las acusaciones de Satanás se mostraron falsas, tres ‘amigos’ de Job lo visitaron. “Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle” (Cap. 2:11). Finalmente un cuarto apareció, Eliú. Estos primeros tres son conocidos como ‘los consoladores de Job,’ aunque ellos lo ayudaron muy poco en consolarlo. En cambio, ellos procuraron demostrarle que su sufrimiento era prueba que él había cometido algún pecado grave por el cual estaba siendo castigado. El siguió argumentado con sus consoladores, pero ni él ni sus amigos concluyeron porque tanto mal le había acontecido.

Finalmente, Dios apaciguó su tormento y puso los hechos delante de él. Le hizo comprender que mientras fue capaz de refutar las acusaciones de sus consoladores, en realidad era un pecador y necesitaba de la misericordia Divina. Eliú dijo, “Espérame un poco, y te enseñaré; Porque todavía tengo razones en defensa de Dios. Tomaré mi saber desde lejos, Y atribuiré justicia a mi Hacedor” ( Job 36:2,3). Job aprendió la lección y fue restaurado en su salud y otra vez se hizo un hombre rico. Dios también le dio otra familia, y al final su situación mejoró en comparación a lo que era antes, cuando permitió Dios que Satanás lo probara.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba